Este es el tipo de artículos que demuestran que el veganismo tiene su mayor enemigo en los infiltrados: humanos que dicen defender a los animales (y a veces hasta afirman ser veganos) pero se dedican a promover el bienestarismo y a confundir a los veganos desprevenidos (y a los animalistas en general). Algunos de estos infiltrados utilizan incluso vocabulario abolicionista porque quieren aparentar que son abolicionistas, aunque no lo son. Hay que estar realmente atento para darse uno cuenta de que nos la quieren dar con queso, nunca mejor dicho. Sí, amigos míos, bienvenidos al apasionante mundo de los supuestos defensores de los animales. El artículo en cuestión fue publicado en El caballo de Nietzsche con fecha 9 de enero de 2018 por un tal Eze Paez, y por alguna razón ha estado dando vueltas otra vez por las redes sociales en los últimos días. Puede que sea o no una casualidad, pero sospechosamente coincide con el nuevo anuncio de Pascual donde un granjero canta a sus vacas porque, como es obvio, son lo que más quiere en el mundo (ya que al matarlas obtiene un buen beneficio económico). Como hace meses de su publicación, puede que ya alguien le haya dedicado una crítica, pero en estos casos creo que ni aunque hiciéramos mil críticas sería suficiente, así que como hoy me siento criticona, vamos a ver qué puedo sacar de él. Así de primeras, me parece que el mensaje que transmite es bastante confuso, pero vamos a desgranarlo parte por parte. El bienestar es lo que importa (Artículo original). «El bienestar es lo que importa.» El título ya debería poner en alerta a cualquier vegano abolicionista que se precie. Pero yo de primeras siempre pienso bien de la gente, soy así de ingenua. Así que cuando leo el título del artículo pienso: cierto. A mí me encantaría ver a todos los animales no humanos viviendo sus vidas con el máximo bienestar posible. Así que, olvidando por un momento la luz roja girando y el sonido estruendoso de la alarma que ha saltado en mi cabeza, sigo leyendo el artículo, rezando por encontrar por fin unas palabras coherentes que defiendan de verdad a los animales no humanos. Tranquilos, que pronto nos volveremos a decepcionar. «Quienes defendemos a los animales sabemos cómo la industria practica el humanewashing. Esto es, sabemos que finge un compromiso con el bienestar de los individuos que explota con el objetivo de ocultar los daños que les causa. Las vacas y las gallinas son felices. Los toros no sufren. Experimentar con animales es lamentable, pero trabajamos para que deje de ser necesario. Comprendemos también una de las consecuencias negativas de su estrategia: esta propaganda es el principal discurso sobre explotación animal que recibe la ciudadanía. Por supuesto, tenemos evidencias sobradas de que esto no es así. A vacas, gallinas, toros y el resto de animales bajo explotación se les causa un sufrimiento terrible durante toda su vida para después matarles. Se invierte varias veces más en la defensa de experimentos con animales de dudosa eficacia que en investigar métodos alternativos. Parte de nuestra tarea como activistas consiste en hacer públicas estas evidencias, mostrando la verdad sobre la situación de los animales.» Hmm… no está mal, sobre todo la primera parte. Todos coincidimos en que la industria de explotación animal trata de engañar a los consumidores mostrándonos en sus anuncios a vacas y gallinas felices. La alarma vuelve a saltar cuando el autor empieza a poner énfasis en el «sufrimiento terrible» que padecen los animales explotados. Pero el principal fallo es cuando dice que parte de nuestra tarea como activistas consiste en «mostrar la verdad sobre la situación de los animales». ❓❓❓ Primero: ¿Activistas? ¿Qué activistas? ¿Los defensores de los animales? ¿Los que trabajan para organizaciones que a su vez trabajan para la industria de explotación animal con el fin de implantar reformas de bienestar animal? ¿O los veganos? Porque aunque lo parezca, no, no todos estamos en el mismo barco. Segundo: ¿Verdad? ¿Qué verdad? ¿Que los animales son criados únicamente con el objetivo de obtener un beneficio de ellos? ¿Que son esclavizados y torturados durante todas sus vidas, y asesinados cuando les llega la edad de ser convertidos en carne o ya no pueden producir más? Puede que la industria de explotación animal intente maquillar la realidad, pero no nos oculta nada. Todos nosotros sabemos que tras las paredes de un matadero no ocurre nada humanitario. Se llama matadero por algo… ¿será porque de allí solo salen vivos los trabajadores? Y en las granjas tampoco ocurre nada que no sepamos ni nos ocultan «la terrible verdad». Por algo se han llamado toda la vida granjas de explotación animal. «Existe otra consecuencia negativa del humanewashing, posiblemente peor a largo plazo que la anterior. El reconocimiento de esta estrategia por parte de algunas activistas no las ha llevado solo a denunciar que la industria miente. Las ha llevado a sostener, además, que el sufrimiento no es lo importante. Quizá se piense que si la industria pretende ser aceptable sugiriendo que los animales no sufren o no sufren tanto, entonces quienes los defendemos tenemos que evitar apelar a su sufrimiento. Lo contrario sería aceptar los términos del debate fijados por quienes explotan a los animales.» Que el lector no se lleva a engaño: en este párrafo es el autor el que está tratando de hacer humanewashing. Y, de nuevo, creo que debería especificar a qué «activistas» se refiere. Efectivamente, los veganos abolicionistas como yo sostenemos que no hay que poner el foco en el sufrimiento. No es que el sufrimiento no sea lo importante, lo reconocemos y nos duele como a cualquier otro defensor de los animales. Pero sabemos que si ponemos el foco en el sufrimiento, puede haber personas que piensen que una explotación sin sufrimiento sería aceptable. Y no, no lo es. Tal vez para Eze Paez sí lo sea, no lo sabemos aún. Tal vez ni siquiera sea vegano… «Ésta es una gran victoria de las industrias de explotación animal. La renuncia a la centralidad del sufrimiento de los demás animales en el discurso de quienes pretenden defenderles es un error grave. Impedir el sufrimiento de los seres sintientes, humanos o no, es parte de lo que importa moralmente. Es cierto que no es todo lo que importa. También importa que puedan disfrutar de sus vidas tanto como sea posible. Se insiste a veces en que esta idea perjudica a los animales no humanos porque no permite que nos opongamos a todas las formas en que son explotados. Esto es falso. Al igual que ocurre con los seres humanos, creo que solo podemos explicar nuestras convicciones de justicia más importantes si apelamos a cómo nuestras decisiones les dañan o benefician. Es decir, si apelamos a su bienestar.» Este párrafo empieza a ser realmente preocupante. Poco a poco, nuestro defensor de los animales va poniendo sus cartas encima de la mesa. ¿Realmente es una victoria de las industrias de explotación animal que los activistas no nos centremos en el sufrimiento? No, más bien es todo lo contrario: a las industrias de explotación animal les interesa que nos centremos en el sufrimiento, para que así ellos puedan lanzar sus campañas de bienestar animal: «Mira qué compasivos somos y cómo nos preocupamos de que nuestros cerdos no sufran. Ahora los aturdimos antes de degollarlos, así apenas se enteran de que los estamos asesinando». Lo de «También importa que puedan disfrutar de sus vidas tanto como sea posible» suena bastante irónico teniendo en cuenta que estamos hablando de animales criados en granjas, es decir, esclavizados desde su nacimiento, solo porque a los humanos nos apetece hacerlo, para satisfacer nuestro paladar. Y no, no es falso que esta idea perjudique a los animales no humanos: los animales no quieren «disfrutar de sus vidas como esclavos», los animales quieren ser libres y vivir en libertad, sin humanos decidiendo qué nivel de bienestar es el adecuado para ellos, sin humanos decidiendo cuándo es la hora de vivir y cuándo es la hora de morir. No existen buenas formas de explotación. «Qué es el bienestar No tengo ninguna objeción con este apartado del artículo. Por eso me empiezo a preguntar si la estrategia que está utilizando el autor es la de mezclar verdades con mentiras para que el lector se trague las mentiras con mejor predisposición. Todo lo que se expone aquí suena bastante sensato, si no fuera porque el mensaje subliminal que yo recibo al leer esto es: «Hmm… Claro, por eso sin duda es bueno que saquen a pasear a una vaca que ha tenido la desgracia de nacer en una explotación lechera, para que tome el sol de vez en cuando y disfrute de la hierba. Y es bueno que tenga compañía humana, sin duda estos humanos son tan compasivos como los de los anuncios y hasta le van a dar algún masaje. Lo mejor posible para la vaca es que la traten con consideración, aunque la vayan a violar repetidamente durante su vida, la vayan a robar todos sus terneros y la vayan a ordeñar para quitarle su leche y dársela generosamente a esos humanos tan buenos que se preocupan por su bienestar.» No, amigos. Esto sigue siendo esclavitud. Esto es bienestarismo puro y duro, y no, Eze Paez, tú no estás defendiendo para nada a los animales no humanos. Solo dices que no está mal esclavizarlos si nos aseguramos de que las condiciones de esclavitud esté dentro de parámetros aceptables, generalmente los determinados por las leyes de bienestar animal. Te da igual si esa vaca acaba muerta igualmente. «La injusticia de dañar y de negarse a ayudar Aquí tenemos otro subtítulo que, como mínimo, lleva a confusión. ¿Es injusto dañar y negarse a ayudar? ¿Quiere decir que es más justificable dañar a alguien si después le prestas ayuda o te preocupas por su bienestar? ¿En serio? No, dañar a alguien es injusto en sí mismo, da igual si haces más o menos daño, da igual si lo haces con o sin remordimientos, da igual si después de joderle la vida a alguien te ofreces a reparársela en la medida de lo posible. Además, el autor pone énfasis en las formas de explotación «que más daños causan», sugiriendo por tanto que las otras formas de explotación no serían tan malas. Sabiendo que eso es lo que va a pensar el lector, nos da una cal y otra de arena, para afirmar en el siguiente párrafo que el bienestar animal también explica «el carácter injustificado de formas de explotación menos dañinas», algo que no tiene ningún sentido, a menos que nos quiera transmitir, de nuevo, que una explotación sin sufrimiento sí que sería justificable. «Incluso en esos casos la actividad económica de la que la explotación forma parte requeriría, o bien que los animales sufrieran y fueran privados de experiencias positivas para disciplinarles y entrenarles -como en el caso de animales usados en entretenimiento- o bien que fueran matados -por ejemplo, para alimentación o ropa-. Hay seres humanos cuyas capacidades psicológicas son similares a las de muchos animales sujetos a explotación. Una amplia mayoría rechazaría, con razón, dañarles de ese modo, frustrando sus intereses en vivir, no sufrir y disfrutar de sus vidas. Si, en cambio, se aceptara dañar a los demás animales, aún en estas condiciones imaginarias de explotación, se estaría reconociendo que su bienestar importa menos que el de seres humanos, simplemente por pertenecer a una especie distinta. Ahora bien, la especie a la que un individuo pertenece es tan irrelevante desde un punto de vista ético como su género o el color de su piel. Ello supondría incurrir, por tanto, en una discriminación arbitraria basada en la especie, llamada especismo.» Por si lo dudamos, nos mete otro párrafo pésimamente redactado que —sospecho— va de especismo. Muchos veganos conocemos qué es el especismo y sabemos que está detrás de aquello que rechazamos: la explotación animal. Creo que aquí el autor viene a decir que incurriríamos en una discriminación de especie si aceptáramos dañar a los animales explotados en tales condiciones si al mismo tiempo rechazamos ese mismo daño en seres humanos con capacidades psicológicas similares a las de esos animales. Me imagino que se refiere a discapacitados psíquicos. Con tanta palabrería casi nos hace pasar por alto el quid de la cuestión: todo tipo de explotación animal es injustificable moralmente, con independencia de las condiciones de explotación. Pero él nos deja el mensaje, así como sin querer, de que el problema de la explotación es el sufrimiento y la privación de bienestar. En ningún momento afirma claramente que el problema es el uso en sí de los animales no humanos, posición típicamente bienestarista. «Estas razones basadas en el bienestar no solo nos permiten explicar por qué está éticamente injustificado que los seres humanos dañen a los demás animales. También explican por qué está injustificado no ayudarles cuando sufren daños por causas naturales. De hecho, la práctica totalidad de individuos sintientes no son animales bajo explotación, sino que viven en la naturaleza. Sus vidas, al contrario de lo que suele creerse, no son idílicas. Una gran mayoría de ellos tiene vidas, al menos, tan malas como las de muchos animales bajo explotación. Padecen graves sufrimientos y privaciones a causa de hambrunas, enfermedades o condiciones climáticas extremas. Al final, mueren generalmente de forma dolorosa tras una breve existencia. Que esos daños no estén causados por la acción humana, por una estructura de explotación, por el uso que se hace de ellos o por ser considerados propiedades carece de importancia. Desde el punto de vista del individuo que sufre, no puede disfrutar de su vida y muere, todo ello es absolutamente irrelevante. De hecho, así lo consideramos cuando son seres humanos quienes sufren a causa de epidemias, catástrofes u otros eventos naturales. Si rechazamos el especismo, entonces también debemos aliviar, en la medida que esté en nuestra mano, los daños naturales que sufren los animales que viven en estado salvaje.» Este párrafo me deja estupefacta. No sé si lo dice en serio o en broma. O tal vez soy yo que no entiendo bien. ¿Está tratando de justificar la explotación que los humanos ejercemos sobre los no humanos de manera totalmente innecesaria porque hay animales en estado salvaje que lo pasan peor que los que están en granjas? Sí, vivir implica pasar por hambrunas, enfermedades y condiciones climáticas adversas. El mundo es así, ya viene cargado con cierto grado de sufrimiento. Al final incluso mueres, qué le vamos a hacer. Pero dudo mucho que un animal en estado salvaje piense filosóficamente en esta cuestión y mucho menos que prefiera una vida en un establo que una vida en libertad. Los animales no humanos no necesitan que humanicemos sus vidas. Esta visión paternalista me recuerda a la que tienen muchos sensocentristas, así que en este punto me estoy empezando a preguntar si Eze Paez no será un sensocentrista bienestarista. Si rechazamos cosas como el especismo o el antropocentrismo, lo que debemos rechazar es precisamente el concepto que tenemos de que el ser humano es superior a ellos y debemos preocuparnos por su bienestar. Ellos estaban aquí antes que nosotros, parece que saben cuidar de sí mismos. ¿Qué tal si respetas su libertad y los dejas en paz? Es simple… «Libertad y derechos Aquí encontramos más tergiversación para defender su ya más que evidente postura bienestarista. En efecto, tanto los animales explotados como los animales refugiados, están privados de libertad. Por nuestra culpa. Un individuo privado de libertad que recibe más cuidados que otro no le hace más libre ni más feliz. La vida en libertad, como la de un lobo en el monte, es una vida plena para ese animal. La libertad conlleva exposición a riegos que no existen en cautividadeso es cierto, pero una prisión no deja de ser una prisión por muy buenas que sean las condiciones en las que viven los prisioneros. ¿Tal vez nos está intentando decir que la vida de un esclavo es una vida en libertad porque así recibe más cuidados y tiene un techo que le protege de la lluvia? Quizá debería revisar su grado de especismo, porque suena exactamente como sonaría un racista defendiendo la esclavitud humana en el siglo XVIII. «Además, sostener que el bienestar es lo que importa desde un punto de vista ético es perfectamente compatible con reclamar derechos para los animales. En realidad ésta es una muy buena explicación de por qué los individuos sintientes tendrían derechos morales. Sus intereses básicos estarían protegidos por derechos que prohíben que estos intereses sean frustrados, salvo en circunstancias excepcionales. Por otra parte, también es compatible con el resto de posiciones éticas que, aunque no creen que existan derechos en un sentido moral, sí creen que la mejor forma de respetar los intereses de los individuos, humanos o no, es que estén protegidos por un sistema robusto de derechos legales. Éstos incluyen el derecho a la vida, a la integridad física y psicológica o a no ser privado de libertad.» No, no es compatible. De nuevo vemos aquí una actitud proteccionista que nada tiene que ver con los Derechos Animales, posición que defendemos muchos veganos abolicionistas. Si realmente aceptamos que los animales no humanos tienen unos derechos básicos, simplemente no los explotamos, ni aceptamos una explotación «en buenas condiciones que asegure su bienestar». Y por otra parte, no, la mejor forma de respetar los intereses de los individuos no es mediante la protección mediante medidas legislativas. Las leyes han de ser siempre consiguientes al reconocimiento de tales derechos por una gran parte de la sociedad, por eso los veganos abolicionistas hablamos de abolición, no de prohibición. Si lo que nos está tratando de decir aquí Eze Paez es que debemos apoyar medidas de bienestar animal, que lo único que hacen es perpetuar la idea de que la explotación en buenas condiciones es éticamente aceptable, el autor está muy equivocado. «Las mejores vidas posibles Lo único bueno de este párrafo es que no menciona la palabra veganismo. Tampoco lo ha hecho en el resto del artículo, ni una sola vez. Eso está bien porque así dejamos claro que no formamos parte del mismo movimiento. Cuando leí «en la práctica» me dio un vuelco el corazón, por un momento creí que me iba a hablar de Tobias Leenaert. No, la mejor forma de trabajar para abolir la explotación animal (si es que eso es lo que quiere nuestro amigo Eze Paez) no es reducir el daño y el sufrimiento, sino dar un mensaje claro: debemos rechazar todo tipo de explotación animal, y para ello tenemos que hacernos veganos, lo primero, y dejar de participar en esa explotación. Después, no apoyar medidas bienestaristas ni campañas monotemáticas, y no intentar confundir a la gente diciéndoles que tenemos que estar a favor de medidas que mejoren el bienestar animal. Tal vez a Eze Paez le vendría bien echar un vistazo a mi Decálogo del Vegano Activista… siempre que su único propósito no sea precisamente el de confundir a la gente. Yo me he quedado con la duda...
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«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren. Libro
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