Sé que después de esto es probable que aún me queden menos amigos dentro de la profesión, pero qué le voy a hacer, no puedo ir en contra de mi naturaleza rebelde. Estoy tan loca que hasta declaro abiertamente que soy una veterinaria vegana y en mi clínica no entra nada que proceda de la explotación animal. Fue leer el manifiesto de la manifestación veterinaria que se celebraba el domingo 17 de noviembre y entrarme de todo por el cuerpo. No sé qué brillaba más, si el antropocentrismo o el especismo. Casi me alegré de que el Colegio de Asturias no fletara ningún autobús, porque de todas formas no habría ido ni con facilidades. Y además de llegar tarde y mal, para mi gusto fue demasiado blanda. Mucho de «qué guays somos que gracias a nosotros el cerdo que te comes no te transmite la triquinosis» pero muy poco de ir a la raíz del problema: patologías realmente sangrantes como nuestra desunión, la precariedad en el sector o el elevado índice de suicidios. Y nadie dijo nada de dividir la profesión en dos, como debería ser desde hace ya mucho tiempo: veterinarios de verdad y zootecnistas (explotadores de animales). Hay mucha tela que cortar aquí, así que intentaré resumir. De primeras no sé por qué el manifiesto como tal parece escrito por estudiantes de veterinaria de primer año, y sin embargo, el resumen que encontré de la FESVET (Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios) es mucho más maduro. Días antes de la manifestación me agradó encontrar que no era la única veterinaria que no se adhería al manifiesto. Miembros del grupo de trabajo intersindical, formado por Usvema (Unión Sindical Veterinaria de Madrid), Usvega (Unión Sindical Veterinaria Galega) y Consive (Convergencia Sindical Veterinaria de Las Palmas), publicaron un comunicado declarando que: «Una vez esperado un tiempo prudencial y tras analizar los documentos actualizados referentes a la manifestación, entendemos que el planteamiento de esta iniciativa no encaja con los principios básicos de nuestras organizaciones sindicales. Como consecuencia, por principio, por coherencia y por solidaridad con aquellas personas que, como profesionales, no ven una acción comprometida para luchar por mejorar su situación, nos vemos obligados a descolgarnos como organización sindical de esta manifestación.» La razón principal, según se desprende del comunicado, es que no fueron incluidos dentro de la lista de reivindicaciones temas como la denuncia de la precariedad y la falta de respeto de unos veterinarios hacia otros. Sí señor, así se habla, colegas. Lástima que lo que siga importando en nuestra profesión es la imagen que queremos dar hacia fuera, mientras seguimos escondiendo las miserias debajo de la alfombra (más o menos como lo que se suele hacer en las clínicas veterinarias). Así es como los veterinarios pedimos respeto a nuestra profesión, perdiéndole todo el respeto a los animales asesinados para satisfacer la demanda de la población. Seré rara, pero creo que amenazando a la gente con que no podrán comer chuletón si no valoran la profesión veterinaria no iremos a ningún sitio. Eso sí, luego afirmaremos sin pudor que nos va eso de la protección y el bienestar animal, y nos quejaremos de que nos comparen con matarifes. Vergüenza de compañeros.
Foto: Animal's Health (pinchar foto para ver artículo completo).
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«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren. Libro
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