Mis ojos sangraron cuando vi este anuncio publicitario en mi cuenta personal de Facebook (el sello de FAIL es un añadido mío posterior, por supuesto): A mi mente acudieron en centésimas de segundo las imágenes de castración en cochinillos que una y otra vez nos muestran los animalistas (ya sean animalistas individuales poco informados o las ya conocidas organizaciones no gubernamentales que fingen defender a los animales). Sí, a pesar de no querer verlas, las sigo viendo, normalmente seguidas de unos cuantos insultos en los comentarios sobre lo malvada que es la especie humana, que trata así a los cerditos que nos vamos a comer, quitándoles sus órganos reproductivos sin anestesia. En resumen, poniendo énfasis en el trato, en lugar de la explotación misma.
Comentarios
El pasado fin de semana me llegó una foto a mis noticias de Facebook que me impactó profundamente y me llenó de tristeza. Intento evitar dejarme llevar por mis emociones en mi labor de activista, pero en esta ocasión, simplemente, no pude. Hay ciertas prácticas que deben ser cuestionadas, y aunque sabía a lo que me exponía porque ya había sido testigo de las reacciones irracionales que suelen generar este tipo de publicaciones, decidí que, esta vez, no podía callarme.
La foto en cuestión es esta (la leyenda «Así no» es mía):
El consumo de huevos ha aumentado en España en un 7%.
Esta noticia es de hoy mismo, emitida en el telediario de Telemadrid (con una imagen de gallinas felices detrás análoga a la que podemos encontrar en la zona de carnicería de muchos supermercados): Qué casualidad que este aumento en el consumo de huevos se produzca a la par que organizaciones animalistas como Igualdad Animal nos bombardean durante todo el año con campañas de recogidas de firmas para pedir a todos los supermercados del mundo que dejen de vender huevos de gallinas enjauladas… ¿Verdad? Solo han pasado algo más de diez días desde mi última publicación y me encuentro de bruces con otra consecuencia del bienestarismo, esta vez en plena Gran Vía madrileña:
Inicio esta serie de artículos de denuncia en respuesta a las cada vez más frecuentes y variadas campañas bienestaristas promovidas por supuestas organizaciones de defensa de los derechos animales.
Es realmente frustrante y sobre todo muy triste encontrar que un gran número de «veganos» se adhieren a este tipo de campañas, apoyándolas y difundiendo enlaces de esas organizaciones pidiendo donaciones o firmas cuyo único propósito es hacer que la gente se sienta mejor pensando que está haciendo algo por los animales, aunque a la vez siga siendo partícipe de la explotación y muerte de millones de ellos. El otro día vi a una persona criticar este apoyo en una página dedicada a recetas veganas, y le contestaron que algunos de nosotros vivimos en los mundos de Yupi, que el mundo no se va a hacer vegano de la noche a la mañana, y por tanto cualquier paso que demos que mejore la vida de esos animales es bueno. En vez de criticar a estas organizaciones, «muchas de las cuales también promueven el veganismo» (debe de ser que mencionar de vez en cuando esa palabra ya se considera promover el veganismo), todos deberíamos estar de su lado y ayudar a la difusión de esas campañas. Después se dedicó a acusar a dicha activista de venir a dar lecciones de moral y a reiterar que ella prefería un bienestarismo sin jaulas a una cerda con sus crías encerrada en una, reacción demasiado común entre «veganos» que defienden el bienestarismo. Yo no me esperaba una respuesta distinta, por supuesto. Pero quizá los que viven en los mundos de Yupi son otros, no los veganos abolicionistas como yo. Este es el tipo de artículos que demuestran que el veganismo tiene su mayor enemigo en los infiltrados: humanos que dicen defender a los animales (y a veces hasta afirman ser veganos) pero se dedican a promover el bienestarismo y a confundir a los veganos desprevenidos (y a los animalistas en general). Algunos de estos infiltrados utilizan incluso vocabulario abolicionista porque quieren aparentar que son abolicionistas, aunque no lo son. Hay que estar realmente atento para darse uno cuenta de que nos la quieren dar con queso, nunca mejor dicho. Sí, amigos míos, bienvenidos al apasionante mundo de los supuestos defensores de los animales. El artículo en cuestión fue publicado en El caballo de Nietzsche con fecha 9 de enero de 2018 por un tal Eze Paez, y por alguna razón ha estado dando vueltas otra vez por las redes sociales en los últimos días. Puede que sea o no una casualidad, pero sospechosamente coincide con el nuevo anuncio de Pascual donde un granjero canta a sus vacas porque, como es obvio, son lo que más quiere en el mundo (ya que al matarlas obtiene un buen beneficio económico). Como hace meses de su publicación, puede que ya alguien le haya dedicado una crítica, pero en estos casos creo que ni aunque hiciéramos mil críticas sería suficiente, así que como hoy me siento criticona, vamos a ver qué puedo sacar de él. Así de primeras, me parece que el mensaje que transmite es bastante confuso, pero vamos a desgranarlo parte por parte.
El bienestar es lo que importa (Artículo original). El veganismo avanza imparable. Tanto, que algunas grandes corporaciones se están dando cuenta de que si no quieren perder clientes tienen que cambiar algunos de sus métodos de producción. Yo estoy siendo testigo directo de la aparición de una oferta cada vez más variada (y rica) de yogures y otros productos lácteos vegetales que empiezan a copar el área refrigerada de los supermercados. Hablo de la marca Alpro, perteneciente a la Central Lechera Asturiana. Personalmente prefiero las variedades sin azúcar y así se lo manifesté, pero a todo aquel que le guste disfrutar de postres lácteos y no quiera participar en la explotación animal, ya puede hacerlo sin ningún problema. Incluso Danone ha anunciado recientemente que pronto tendrá una línea similar a la de Alpro. Aunque no sea una gran consumidora, no puedo negar que disfruto contemplando embobada frente a las estanterías las miles de combinaciones posibles de leche vegetal existentes ya en el mercado. Es señal de que algo está cambiando, y eso me produce una gran satisfacción interna.
|
«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren. Archivos
Abril 2020
Categorías
Todos
|