Vet y Vegan
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Quiero vivir en un mundo vegano.


La manifestación veterinaria no me representa.

18/11/2019

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Sé que después de esto es probable que aún me queden menos amigos dentro de la profesión, pero qué le voy a hacer, no puedo ir en contra de mi naturaleza rebelde. Estoy tan loca que hasta declaro abiertamente que soy una veterinaria vegana y en mi clínica no entra nada que proceda de la explotación animal. Fue leer el manifiesto de la manifestación veterinaria que se celebraba el domingo 17 de noviembre y entrarme de todo por el cuerpo. No sé qué brillaba más, si el antropocentrismo o el especismo. Casi me alegré de que el Colegio de Asturias no fletara ningún autobús, porque de todas formas no habría ido ni con facilidades. Y además de llegar tarde y mal, para mi gusto fue demasiado blanda. Mucho de «qué guays somos que gracias a nosotros el cerdo que te comes no te transmite la triquinosis» pero muy poco de ir a la raíz del problema: patologías realmente sangrantes como nuestra desunión, la precariedad en el sector o el elevado índice de suicidios. Y nadie dijo nada de dividir la profesión en dos, como debería ser desde hace ya mucho tiempo: veterinarios de verdad y zootecnistas (explotadores de animales).
Hay mucha tela que cortar aquí, así que intentaré resumir. De primeras no sé por qué el manifiesto como tal parece escrito por estudiantes de veterinaria de primer año, y sin embargo, el resumen que encontré de la FESVET (Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios) es mucho más maduro. Días antes de la manifestación me agradó encontrar que no era la única veterinaria que no se adhería al manifiesto. Miembros del grupo de trabajo intersindical, formado por Usvema (Unión Sindical Veterinaria de Madrid), Usvega (Unión Sindical Veterinaria Galega) y Consive (Convergencia Sindical Veterinaria de Las Palmas), publicaron un comunicado declarando que:
«Una vez esperado un tiempo prudencial y tras analizar los documentos actualizados referentes a la manifestación, entendemos que el planteamiento de esta iniciativa no encaja con los principios básicos de nuestras organizaciones sindicales. Como consecuencia, por principio, por coherencia y por solidaridad con aquellas personas que, como profesionales, no ven una acción comprometida para luchar por mejorar su situación, nos vemos obligados a descolgarnos como organización sindical de esta manifestación.»

La razón principal, según se desprende del comunicado, es que no fueron incluidos dentro de la lista de reivindicaciones temas como la denuncia de la precariedad y la falta de respeto de unos veterinarios hacia otros. Sí señor, así se habla, colegas. Lástima que lo que siga importando en nuestra profesión es la imagen que queremos dar hacia fuera, mientras seguimos escondiendo las miserias debajo de la alfombra (más o menos como lo que se suele hacer en las clínicas veterinarias).
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Así es como los veterinarios pedimos respeto a nuestra profesión, perdiéndole todo el respeto a los animales asesinados para satisfacer la demanda de la población. Seré rara, pero creo que amenazando a la gente con que no podrán comer chuletón si no valoran la profesión veterinaria no iremos a ningún sitio. Eso sí, luego afirmaremos sin pudor que nos va eso de la protección y el bienestar animal, y nos quejaremos de que nos comparen con matarifes. Vergüenza de compañeros.
​
Foto: Animal's Health (pinchar foto para ver artículo completo).​
El manifiesto comienza así:
«La medicina cura al hombre, la medicina veterinaria cura a la humanidad.» Luis Pasteur.
Ya empezamos mal. Puede que sea yo que no la entienda, pero esta cita, sea quien sea el autor (porque cuesta creerse que la haya escrito Pasteur y no alguien que quería hacer un meme en Facebook), es patética, por dos motivos:

  1. ¿Hombre no sería lo mismo que humanidad? ¿O se refiere a que la medicina cura a un hombre y la medicina veterinaria a todos los hombres? Es posible, en este caso quizá la culpa sea del traductor. Yo al menos habría escrito: «La medicina cura a un humano, la medicina veterinaria cura a la humanidad.»
  2. Ahora, suponiendo que así esté bien redactada la frase, no encuentro que sea cierta por ningún lado. La medicina veterinaria cura —o debería curar— a los no humanos. Que esto sea beneficioso para los humanos que se los comen o los utilizan de cualquier otra manera, es secundario. O debería serlo. La vida de cualquier animal es valiosa por sí misma, no porque nos reporte un beneficio a nosotros. Pero, claro, vivimos en un mundo antroponcentrista. En todo caso, yo, en los veinte años que han pasado desde que acabé la carrera, no he podido curar a ningún humano tratando a su perro de una otitis. Si quisiera hacerlo habría estudiado medicina y no veterinaria, por cierto.
El primer párrafo del manifiesto dice así:
«No imaginamos un mundo en el que comer fuera de casa suponga un riesgo para nuestra salud, porque nadie garantice que se cumplan las condiciones de salubridad e higiene en los establecimientos.»

​Por si alguien no lo sabe, aquí se está refiriendo a una de las funciones básicas del veterinario: la seguridad alimentaria, que no solo abarca los productos de origen animal, sino también las intoxicaciones que puedan derivar del consumo de setas, por ejemplo, o por contaminación microbiológica de todo tipo de productos alimenticios. Este es un ámbito en el que los veterinarios recibimos la mejor formación del mundo, esto lo puedo asegurar, pero luego no sé cómo nos las apañamos para resultar eclipsados por otros profesionales que tienen mucha menos idea de zoonosis. Este es uno de los pocos puntos con los que estoy de acuerdo con la manifestación, pero...

La verdad es que me entra un poco la risa que hagan esta referencia después de las recientes crisis de listeriosis que ha habido en nuestro país, como si hubiera suficientes inspectores veterinarios como para garantizar algo (la culpa es de la precariedad, claro, esa que no se quiso mencionar). Si no pasan más cosas es porque Dios no quiere. Ya cuando hice uno de mis primeros cursos de microbiología alimentaria y tuvimos que analizar quesos frescos, nos decían que era raro no encontrar listeria en ellos. Y como decía hace poco alguien en redes sociales (no puedo citarla porque se me perdió entre tanto barullo), brotes de intoxicaciones alimentarias hay todos los días, lo que ocurre es que no salen en los medios de comunicación porque no suelen ser graves. Voy a decirlo bajito, pero hay una solución parcial para este problema: el veganismo. Dejemos de robar la leche a las vacas, y desaparecerán unos cuantos procesos infecciosos, al menos los asociados a los lácteos. Dejemos de comer huevos, y desaparecerán los procesos infecciosos asociados a ellos. Dejemos de criar y hacinar animales para consumo humano, y nos libraremos de una vez por todas de miles de agentes infecciosos. La mayor parte de las intoxicaciones alimentarias son de origen animal, eso es un hecho innegable.
«Somos los profesionales que velamos para que nuestros animales domésticos (los de compañía y los de granja) no puedan transmitir enfermedades infecciosas al hombre y a la fauna salvaje, evitando así graves epidemias.»

Porque por supuesto, el hombre y la fauna silvestre son muchos más importantes que nuestros animales domésticos, a quienes sacrificamos a voluntad: si un perro contrae la rabia, o incluso la leishmaniosis, nos lo cargamos (eso sí, «humanitariamente»). Si un cerdo contrae peste porcina africana, nos lo cargamos a él y a los cientos de miles de cerdos que estén a un kilómetro a la redonda (o los kilómetros que sean, que no me sé la normativa de memoria). A estos, no tan «humanitariamente», que sale más caro, obvio. Si eso los gaseamos, como hacían los nazis con los judíos.

No puedo con tanto especismo. Y ojo, no estoy diciendo que los veterinarios puedan actuar de otra forma, es lo que hay y muchos aplaudirán las leyes de «bienestar animal». Pero si viviéramos en un mundo vegano, no habría cerdos contrayendo la peste porcina africana, porque no habría nadie criándolos para comérselos. Es de cajón, ¿no?
«No imaginamos un mundo en el que nuestros animales de compañía mueran debido a enfermedades que tenían cura, o sin cuidados paliativos que alivien su dolor por no existir centros veterinarios que les ayuden.»

​Pero solo los animales de compañía, que son los que más pena nos dan. Aquí todos los animales tienen una utilidad.
«Tampoco imaginamos un mundo donde no existan investigadores veterinarios para estudiar y controlar las enfermedades actuales y emergentes que puedan afectar a nuestra fauna doméstica y salvaje y también a nosotros, los humanos; investigadores veterinarios que trabajen en el desarrollo de los tratamientos y las vacunas necesarias.»

Este párrafo también da bastante risa. Si yo vivo en los mundos de Yupi por querer vivir en un mundo vegano, el que escribió este párrafo se ha chutado algo, en serio. ¿Investigadores veterinarios, dice? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Eso existe? Me imagino que fuera de España, porque aquí... Lo último que yo supe de investigación es que mis compañeros del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (la mayoría biólogos pero también había algún veterinario) estaban todos emigrando por falta de inversión en investigación, no les renovaban los contratos. En mi Máster de Virología casi lo único que se estaba estudiando en relación a la veterinaria era la peste porcina africana (no es difícil adivinar por qué), mientras que a día de hoy, 2019, no se investiga ni en parvovirosis y no se sabe en qué situación epidemiológica están los perros en España, porque total, a quién le importa si aquí no comemos perros. Que yo sepa, las vacunas que utilizamos en las clínicas las desarrollan laboratorios privados, y dudo que haya algún veterinario implicado. Yo estuve enviando currículums a laboratorios durante años y lo único que me ofrecían eran puestos de comercial (que dicho sea de paso, quizá si hubiera aceptado alguno de esos puestos, me habría ido mejor en la vida).
 
Siguientes tres párrafos: bla, bla, bla.
«Los veterinarios SOMOS IMPRESCINDIBLES, ya que NUESTRA FUNCIÓN SANITARIA involucra no sólo a los animales, sino también a toda la sociedad y al medio ambiente.»

​Esto me recuerda un poco a la cuestión de por qué somos veganos: la única razón por la que alguien se hace vegano es por ética y respeto hacia los animales no humanos. Estamos en contra de su explotación. El resto son beneficios derivados de la no utilización de los no humanos como recursos: tendremos mejor salud y será bueno para el medio ambiente.
 
De la misma forma, la profesión veterinaria debería estar hecha PARA los animales no humanos, exclusivamente. En concreto, para salvaguardar la salud de esos animales. Eso implica salvaguardar SU VIDA, no enviarlos cebados al matadero o alardear de que estamos en contra del maltrato animal porque somos miembros de una asociación contra la tauromaquia mientras seguimos poniéndonos hasta las trancas de cochinillo o cualquier otra cría de animal no humano (creo que esta aclaración es necesaria para el 95% de los veterinarios). No entiendo por qué tenemos que reivindicar la importancia de nuestra profesión apelando al beneficio que la sociedad y el medio ambiente obtienen de nuestras labores, aunque, si he de ser sincera, tampoco entiendo la parte del medio ambiente. De momento no hemos dado ninguna solución al tema de los purines de los cerdos, a pesar de trabajar codo con codo con los explotadores de cerdos.
 
Es como si en nuestro inconsciente colectivo tuviéramos una especie de complejo de inferioridad porque tratamos a no humanos en lugar de a humanos. Como hemos crecido en una sociedad antropocentrista, creemos que somos menos por tratar a pacientes de especies «inferiores» en lugar de tratar a la especie «superior» del planeta: Homo sapiens.
 
Me parece realmente triste, pero esto es algo que he notado desde el día que elegí ser veterinaria. Una de las preguntas más frecuentes que me hacían era: «¿Y por qué no estudias medicina?» Ser médico es mucho más prestigioso, y además tienes muchas más probabilidades de forrarte y no acabar con un suero enriquecido con eutanásico inyectado en vena por ti mismo, eso es verdad. Pero muchos veterinarios lo tenemos claro: queremos curar animales no humanos. ¿Tan raro es? No, no lo es. Lo que ocurre es que luego llegas al primer día en la facultad y ya te llaman iluso inmaduro que crees que la profesión va de curar gatitos. Casi se mofan de ti por lo inocente que eres. Y entonces tienes dos opciones: sucumbir al brutal especismo que existe en la carrera veterinaria (como si no llegaras ya bastante cargadito de especismo), o acabar como veterinario precario trabajando en urgencias sin experiencia ni contrato, preguntándote por qué no te hiciste pediatra.
 
Siguientes siete párrafos: bla, bla, bla. Hablan de alianzas y unión. Y yo soy la de los mundos de Yupi…
 
Y en grande:
«La salud animal y la seguridad alimentaria no son un lujo.»
​😥😥🤢🤮

No, no podían haber puesto algo así:
Los animales no humanos son NUESTROS PACIENTES.  Considerémoslos como lo que son: seres con valor inherente y con el derecho a vivir en paz y en libertad.

La salud de los animales no humanos importa porque sus vidas merecen respeto. Cuidemos de ellos y del planeta que compartimos. Dejemos de utilizarlos como esclavos. Dejemos de considerarlos recursos. Debemos trabajar por la abolición de su estatus de propiedad. 

Dignifiquemos nuestra profesión dignificando a los animales que están bajo nuestro cuidado.
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Parte superior del cartel que anunciaba la manifestación.
En serio, ¿nuestra única importancia radica en que cuidamos de la salud de los humanos? ¿Eso es todo lo que tenemos que decir de nuestra impagable función en una civilización que ha dependido de los animales no humanos durante toda su historia? ¿Ni siquiera nos acordamos de ellos para valorar nuestra profesión, más que como transmisores de enfermedades?
Vamos, no me jodas.
Y eso es todo en cuanto al manifiesto.

​En el resumen de la FESVET se añade algo más, básicamente que entre nuestras reivindicaciones se incluye que nos traten fiscalmente igual que a otras profesiones sanitarias (de acuerdo), que se restablezca el IVA reducido al 8-10 o incluso el 0% (de acuerdo, claro), que podamos dispensar medicamentos (de acuerdo, aunque difícil con el cada vez mayor poder de las farmacéuticas), prohibición de la venta online de medicamentos veterinarios (obvio, pero si el tema está aún peor con los medicamentos de humanos, me pregunto si servirá esto de algo), y que se regule la figura del veterinario de explotación, con una separación de las responsabilidades del ganadero y el veterinario. Hmm… este último punto me interesa. ¿Y si dejamos de llamar veterinario a todos aquellos que se dedican a ayudar a criar, engordar, explotar, asesinar… a los animales no humanos? «Veterinario de explotación» debería ser un oxímoron. Y ya de paso, ¿por qué no dejamos de utilizar eufemismos como lo de «bienestar animal» o «sacrificio humanitario»?
 
Vale, lo reconozco. Esto último lo he escrito un poco colocada… como Pasteur en su laboratorio cuando escribió esa horrible cita o el que redactó el párrafo de los investigadores veterinarios. Al menos lo de este último es comprensible. Lo de Pasteur no.
 
En resumen: la manifestación veterinaria del 17 de noviembre no me representó. Pero de qué me voy a sorprender, si la profesión veterinaria por sí misma tampoco me representa…  🙄
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    «El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»

    - Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951.

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    Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren.

    Escribo por aportar mi granito de arena al veganismo.

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