Como lo prometido es deuda, he diseccionado este artículo titulado «El toro de lidia es un atleta abrumado por el estrés y la obesidad», publicado recientemente en la edición digital de El País. Y sí, eso lo dicen dos veterinarios que se dedican a los toros. Por alguna razón los llaman «expertos», pero estos tienen de expertos veterinarios lo que yo tengo de experta astronauta. Cuando leí el artículo no sabía si reír o llorar. Lo que sí sé es que me produjo una gran vergüenza. Pero por desgracia esta es la realidad en la que vivimos, un mundo donde los veterinarios se convierten con frecuencia en cómplices del maltrato animal. Reconozco que me ha costado diseccionar este engendro. Además de que hablar de toros siempre me resulta especialmente doloroso, pocas veces encuentro tanto sinsentido en un artículo. He tenido que seleccionar solo algunas «perlas», porque si no, iban a ser necesarias al menos tres entregas. Ni que decir tiene que mi grado de crispación y tristeza iba en aumento según lo leía. No he podido evitar el tono irónico, pero es eso o caer en insultos, algo que quiero evitar en lo posible. Menos mal que tengo práctica con la meditación y puedo recobrar mi estado natural en cuestión de minutos. No sabía ni por dónde empezar, pero bueno, ahí vamos. Con bravura y poderío. El toro de lidia es un atleta agobiado por el estrés y fatigado por la obesidad. Está acostumbrado a vivir en libertad y todas las faenas que se le realizan hasta su salida al ruedo le afectan mentalmente. Sufre una excitación profunda desde que sale de su entorno natural. Y está superalimentado porque se le exigen muchos kilos en la plaza. Casi todos sufren de sobrepeso, y ese es el origen de muchos problemas. Cuesta creer que esta sea la opinión de dos veterinarios, uno de los cuales, se afirma, es una reconocida autoridad en la materia. Según su descripción, va a ser que el toro de lidia es como los soldados de la Legión española, que al entrar en el cuerpo eres joven y estás en forma, pero luego te vas dejando y vives en un ambiente obesogénico que te hace padecer de sobrepeso y ya no puedes ni levantar el fusil. Pero no, atleta y obeso son incompatibles. O eres uno o eres otro. Y si realmente el toro bravo viviera en libertad, se alimentaría de hierba, no de pienso para que engorde, digo yo.
Comentarios
Hoy mismo me llegaba un artículo reciente de El País escrito por dos veterinarios relacionados con el mundo del toro que me ha dado vergüenza ajena. La tauromaquia es uno de esos temas que me desgarran por dentro, literalmente. Mi instinto me dice que huya. Sufro demasiado con estas cosas. Pero la madurez me ha hecho ver que huir no es la solución. Hay que luchar. Siempre, aunque uno esté muriendo. Los cambios nunca son fáciles, pero por algún sitio hay que empezar. Ese artículo no se va a librar de una buena disección. Pero de momento, dejo mi otro antecedente en el veganismo: mi opinión sobre la muerte de uno de esos toros criados solo con una finalidad, la de saciar la sed de violencia de algunos seres humanos. 15-7-2016
Normalmente no hablo de estos temas, porque no tengo ganas de meterme en berenjenales. Una ya tiene una edad y prefiero tomarme las cosas con calma. Pero esta vez voy a hacer una excepción y voy a contar lo que pienso sobre la que se ha montado con respecto a la muerte de un torero. Eso sí, voy a desactivar los comentarios porque no me apetece discutir con nadie. Si eres lo suficientemente curioso y te has leído las entradas más antiguas de mi blog, te habrás dado cuenta de que soy vegetariana. Bueno, ya no, ahora soy vegana. En mi casa aún entra algún derivado lácteo, porque mi novio es vegetariano y aún no se ha decidido a dar el paso al veganismo. No le puedo culpar. Él decidió dejar de tomar carne hace algo menos de un año y por razones de salud, no como yo, que voy mucho más allá. Él tiene la suerte de que ahora la oferta vegetariana y vegana en nuestra ciudad es mucho más amplia de lo que era allá por los años 90, cuando yo decidí que no iba a tomar más carne y me fui a un Mc.Donald’s cien por cien segura de que aquella iba a ser la última hamburguesa (cárnica) de mi vida. Lo he cumplido. Pero por un tiempo cometí el error que cometen muchos vegetarianos principiantes. En aquella época había mucha menos información que ahora, no existía internet, nadie sabía lo que era el seitán y la soja sonaba a algo chino. Las leches vegetales tampoco existían o te costaban un riñón. Como consecuencia mi dieta no era todo lo sana que debería. Con el tiempo he ido aprendiendo y mi novio, que aun siendo carnívoro comía más fruta que yo, fue una gran ayuda para llegar a donde estamos ahora. En cuanto he averiguado cómo sustituir huevos y algún que otro alimento de origen animal en lo que como, y en cuanto se me han ido todos los miedos sobre el peligro de sufrir ciertas deficiencias vitamínicas, por fin pude dar el paso definitivo. Y por mi parte ojalá lo hubiera hecho antes... Ni siquiera he tenido tiempo de presentar mi otro antecedente en el mundillo vegano. Acabo de inaugurar el blog y ya me encuentro con el primer artículo engañoso del año. Es este el tipo de artículos que me hacen hervir la sangre, pagados por la industria alimentaria (en este caso Puleva) para seguir manipulando a la población. Sospecho que no voy a dar abasto para desmontar todos y cada uno de estos artículos, así que trataré de tomármelo con calma. Aquí tenéis el artículo en cuestión. Fue publicado en la edición digital de El Mundo, el 11 de enero de 2018. FALSOS MITOS SOBRE LA LECHE QUE PUEDEN CONFUNDIR A CUALQUIERA.
El valor nutricional de la leche es innegable. Su composición equilibrada y completa aporta los ingredientes esenciales para el desarrollo humano en todas las etapas de la vida. Protege el corazón, también el hueso, provee de calcio de fácil absorción, de vitaminas, minerales… Sin embargo, en torno a ella circulan mitos y leyendas de origen incierto que crean confusión entre quienes la consumen. En la era de la comunicación, de la tecnología y de lo digital, es muy fácil producir información y difundirla masivamente incluso de forma anónima. La exposición a estas informaciones es a veces involuntaria, en muchas ocasiones, excesiva, y casi siempre, no profesional. Por eso hay que saber filtrar, informarse en el lugar adecuado y racionar la credibilidad, la confianza y por supuesto, la sugestión. Por ese motivo, varias sociedades médicas y profesionales de distintos hospitales y ámbitos, desde profesores hasta investigadores, y elaboraron el Libro blanco de los lácteos. Desde su creación en 2014, esta especie de manual pretende enfrentarse a las dudas más frecuentes sobre los productos lácteos, pasando por su composición, sus propiedades, tipos, y efectos generales sobre la salud. Y aclarar algunos puntos básicos que deberían quedar al margen de cualquier confusión. El Libro blanco de los lácteos busca aclarar algunos puntos básicos sobre la leche que deberían quedar al margen de cualquier confusión. En general, cabe destacar diez puntos que podrían generar confusiones acerca del papel de la leche en la alimentación.
El calcio de la leche es fácilmente asimilable, y esto lo coloca muchas posiciones por delante. Este contenido ha sido desarrollado por UE Studio, firma creativa de branded content y marketing de contenidos de Unidad Editorial para Instituto Puleva de Nutrición. Ay, Señor, dame fuerza… Empecemos por el título. FALSOS MITOS SOBRE LA LECHE QUE PUEDEN CONFUNDIR A CUALQUIERA. Me imagino que se refiere a cualquiera que desconoce cómo funciona la industria láctea, que tal vez sea la mayor parte de la gente, eso es verdad. Los veganos, y los veterinarios como yo, no nos sentimos confundidos. Ya conocemos la verdad y no hace falta que medios de prensa pagados por la industria alimentaria nos intenten engañar.
Hoy estreno blog, pero no es la primera vez que escribo sobre veganismo. Mientras pensaba en cuál sería la mejor forma de inaugurar Vet y Vegan, me di cuenta de que, sin saberlo, ya había comenzado este proyecto hace poco más de un año. Y además ya había creado el mejor lema para él. Las cosas llevan su tiempo. Pero cuando el momento llega, llega de verdad. Allá vamos. Esta es mi tarjeta de presentación. 2 de agosto de 2016.
No se asuste el lector, que de momento no pienso convertir este blog literario en un blog vegano, para eso ya están otros que lo hacen mejor que yo. Pero como además de ser un blog literario también es un blog personal, y ahora mismo estoy que ardo con este tema, pues me apetece hablar de ello. Aunque la verdad es que el lector no debería asustarse de lo que yo haga o deje de hacer, sino de lo que supone tener un filetito de ternera en su plato o ir al Foster Hollywood’s a comer unas ricas costillitas... Advierto que las palabras que vienen a continuación pueden herir vuestra sensibilidad. Si queréis seguir viviendo engañados, consciente o inconscientemente, dejad de leer. AHORA. Resulta que poco a poco los restaurantes veganos van esparciéndose lentamente por Madrid. Más lentamente de lo que a mí me gustaría, pero mejor Madrid que cualquier lugar fuera de sus fronteras, donde ya se hace totalmente imposible comer para un vegano a no ser que te lleves el tupper de casa. El otro día estuve en Rayén Vegano para desayunar (las tortitas están para morirse, en serio) y cuando fui al baño me encontré un par de folletos que me llevé a casa para estudiar. Un poco a regañadientes, es cierto, pero convencida de que debía hacerlo, para así tener cada día más y más argumentos con los que defenderme. |
«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren. Libro
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