Vet y Vegan
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Quiero vivir en un mundo vegano.


Disección de artículos: ¿Por qué no hay más veterinarios veganos?

6/2/2021

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Encontré un artículo bastante interesante (y también penoso, ya adelanto) compartido en la página de Facebook Vegan Veterinary Network en el que se formula una interrogante que prácticamente yo también me hago a diario: «¿Por qué no hay más veterinarios veganos?» Lo he traducido para que todo el mundo pueda leerlo, y aunque al principio solo pensaba añadir unos pocos comentarios, al final me han asaltado mis instintos asesinos y he tenido que diseccionarlo entero cuan Jack el Destripador, porque me temo que mi respuesta a esa pregunta es un poco más radical que la de Karen Asp, la autora de dicho artículo.
Artículo original (por Karen Asp): Why Aren’t More Veterinarians Vegan?
Mis comentarios van en los bloques azules.

Los veterinarios trabajan sin descanso para salvar las vidas de animales, la mayoría con animales de compañía. Día tras día, pasan largas horas cuidando perros y gatos y también otros animales de compañía, con frecuencia recurriendo a medidas heroicas para salvarlos.
Bueno, en realidad tampoco es para tanto. Empezamos con la típica visión idealizada que tienen la mayoría de las personas ajenas a nuestra profesión. Un trabajo, que, al menos en mi país, es a menudo mal pagado y muy poco reconocido.

Después de todo han hecho un juramento, creado por la Asociación Médica Veterinaria Americana (AVMA). Parte de él afirma: «Siendo admitido a esta profesión de medicina veterinaria, juro solemnemente utilizar mis habilidades y mi conocimiento científico para el beneficio de la sociedad a través del bienestar y la salud animal, la prevención y el alivio del sufrimiento animal, la conservación de los recursos animales, la promoción de la salud pública y el avance del conocimiento científico».
En España tenemos la suerte o la desgracia de no tener que prestar ningún juramento al acabar la carrera, pero si tuviera que jurar algo así como vegana, simplemente no podría. Es una contradicción ser vegana y prometer que utilizarás tus habilidades «para la conservación de los recursos animales». O sea, te están diciendo que parte de tu obligación será seguir velando para que los animales sean considerados recursos. Esto ya hace que el artículo pierda todo el sentido porque con ese juramento, la pregunta ya no es por qué no hay más veterinarios veganos, sino cómo es que alguno se atreve a serlo, faltando a su deber y negándose a participar en una de las principales funciones de la veterinaria, que es ser cómplice de la explotación animal.

Sin embargo, para muchos veterinarios, sus elecciones alimentarias no reflejan ese juramento, aun cuando no menciona a los animales de compañía. Aunque puede que no consuman gatos y perros, lo más probable es que consuman otras especies como vacas, pollos y cerdos. La ironía, por supuesto, es que estos animales tienen las mismas necesidades que los pacientes que tratan cada día. Esto es especismo en su máxima expresión, es decir, la creencia errónea de que algunas especies son más importantes que otras.

Por supuesto, el especismo es un problema social, pero cuando aquellos que creen que comer algunos animales pero salvar a otros está bien son los mismos que han prometido proteger a los animales, la desconexión es asombrosa, y los profesionales veterinarios veganos están comenzando a alzar su voz sobre ello. «¿Por qué no hay más veterinarios que se pregunten por qué se comen a sus pacientes?», dice Ernie Ward, veterinario vegano de Calabash, North Carolina, y autor de The Clean Pet Food Revolution (La revolución del alimento limpio para mascotas), que se hizo vegano primero por su salud y después por los animales a causa de la pregunta que se acababa de hacer. «¿Por qué no hay más veterinarios veganos o al menos veterinarios con una opinión más fuerte sobre por qué está bien aplicar cualquier medida para salvar la vida de ciertas especies pero no de otras?» Responder a esa cuestión no es fácil y requiere un cambio en las escuelas de veterinaria y los veterinarios.
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Vegana y anticovidiana... a mucha honra.

24/12/2020

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He estado durante meses tratando de no mezclar temas, tratando de pensar que se puede ser vegano y estar engañado igualmente por la mafia de las farmacéuticas y no saber ni torta de Kary Mullis, el inventor de la técnica PCR, ni del engaño del SIDA, ni de cómo se transmiten los virus, ni de las intenciones de las élites que gobiernan en la sombra. Lo comprendo. No todos los veganos nacemos con un ansia enorme por investigar todo lo misterioso y oculto, como me ocurrió a mí. Pero llega un momento en la vida en el que tienes que mojarte, sobre todo cuando te sientes responsable de lo que ocurre a tu alrededor por ser un profesional sanitario con más de dos dedos de frente. Desde el minuto uno supe que no podía ser parte de la farsa. Y sabía que eso podía perjudicar mi activismo vegano. Pero no me quedó otra que hacer lo que siempre he hecho desde que recuerdo: defender la Verdad, pese a quien le pese, aunque eso conlleve la pérdida de amistades, de prestigio o de credibilidad. Solo lo lamento por las víctimas, sean humanas o no.
Este blog se llama «Vet y vegan», y es un blog de activismo vegano para hablar sobre veganismo desde mi perspectiva como profesional veterinaria. Dentro de mi profesión, me interesé en especial por la medicina interna porque me apasiona el análisis clínico, y tengo un Máster en Virología, durante el cual estuve varios meses trabajando en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, manipulando el virus de la hepatitis C, usando para ello cultivos celulares. Más adelante también me interesé por la homeopatía, ya que me sentía frustrada por los pobres resultados de la medicina convencional en gran número de patologías frecuentes en nuestros animales. Estudiando homeopatía oí hablar de Luc Montagnier por primera vez, un virólogo que la defiende abiertamente, porque muchos de nosotros, científicos libres de prejuicios y no dependientes económicamente de las grandes empresas farmacéuticas, no podemos negar la evidencia de que funciona, aunque aún no tengamos claro cómo.

He escrito esta larga introducción porque estoy bastante harta de los ataques e insultos que recibimos continuamente personas como yo por cuestionar la eficacia de la medicina convencional y buscar otras alternativas. Estoy bastante harta de ciertos autodenominados veganos que me dejan comentarios en alguno de mis blogs diciéndome que muy bien por ser vegana pero poco menos que llamándome magufa por ser partidaria de terapias alternativas como la medicina tradicional china (incluyendo acupuntura), flores de Bach o la ya mencionada homeopatía. Me hablan como si una fuera una ignorante que se traga todo lo que escucha, alguien que no pone en tela de juicio ni investiga todo lo que cae en sus manos, y vienen a darme lecciones sobre qué tratamientos tengo que utilizar en mi propia clínica, con mis propios pacientes, sin tener ni puñetera idea de lo que es tratar pacientes. Parece que a nadie se le ocurre preguntarse en qué universidades se estudia homeopatía y cuántos años hay que estudiar para poder empezar a practicarla. A nadie se le ocurre preguntarse cómo es que hay miles de médicos y veterinarios homeopátas en el mundo defensores de una terapia que según los pseudoescépticos solo son bolitas de azúcar con efecto placebo. A nadie se le ocurre preguntarse cómo un virólogo como Montagnier, premio Nobel por cierto, la defiende, dado su nivel científico. Cegados por sus prejuicios, solo vienen a insultarte y a dudar de tu profesionalidad sin tener ni de lejos la experiencia clínica o los conocimientos que yo llevo a mis espaldas. Y ya estoy bastante harta.

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Disección de artículos: ¿Dónde están los veganos radicales?

16/4/2020

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Estaba tan cómoda en mi casa, pensando que tal vez debería escribir algo más en mi blog vegano y menos en mi blog literario, cuando se presentó mi compañera y socia después de su ardua mañana de trabajo, y me invitó a leer este precioso artículo de un tal Pablo Montes, titulado «¿Dónde están los veganos radicales?». La indignación ha podido con mi desidia y me ha devuelto la motivación para escribir sobre veganismo. Ningún vegano radical que se precie puede leer este montón de bazofia y quedarse de brazos cruzados.
Procedo a sacar mi estuche de disección y analizar este cadáver putrefacto que tenemos delante, el cual destila ignorancia, odio y yo diría que hasta muy mala intención hacia un movimiento que, tal y como se desprende de sus palabras, ni siquiera conoce. En el diagnóstico final procederé a responder a su estúpida interrogante.
«Antes de que estallara la crisis del coronavirus tuve que soportar una campaña de acoso en redes sociales del poderoso y mezquino ‘lobby’ vegano radical (no el respetuoso, por supuesto).»
Me habría gustado ver tal campaña, la verdad, ya que sin datos no puedo opinar. Eso sí, dudo que tal lobby exista, y si existiera, no sería poderoso —que los veganos radicales somos cuatro y aún nos estamos organizando— ni mucho menos mezquino. Creo que, amigo Pablo (permíteme tutearte), ya se te empiezan a ver las costuras, insinuando que no se puede ser «radical» a la vez que «respetuoso», cuando eso es totalmente falso. Ir a la raíz del problema, no faltar al respeto de una persona, y considerar que ciertas ideas como por ejemplo cosificar y esclavizar a individuos sintientes no merecen respeto alguno, son cosas distintas.
«Fue a raíz de un artículo en el que ensalzaba las matanzas tradicionales como seña de identidad de la España rural.»
Lógico que te llovieran críticas, porque por suerte hay parte de los españoles que no queremos que se nos identifique con tales prácticas asesinas y sangrientas, por muy tradicionales que sean. Otro ejemplo es la tauromaquia, otro es tirar cabras desde campanarios, otro es el toro de La Vega… y así me podría estar hasta el infinito. Si nos queremos llamar civilizados, todas estas prácticas deberían estar ya erradicadas de la faz de la tierra. Y no, no se merecen ningún ensalzamiento. El único sitio donde creo que debería permitirse poner fotografías de matanzas tradicionales es en los museos de historia antigua, para no olvidar lo bárbaros que fuimos (somos).

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Menos aplausos y más apoyo real.

4/4/2020

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Estos días ha estado circulando una imagen en redes sociales que ha levantado bastante polémica y que una vez más ha puesto de manifiesto la triste realidad del movimiento animalista. Supuestos «veganos» que no soportan la más mínima crítica y que ni siquiera comprenden el verdadero significado de la palabra «veganismo», piden aplausos para los veterinarios clínicos, y cuando alguien les hace ver que esa idílica imagen dista mucho de la realidad, se ofenden y muestran su falta de argumentos y capacidad de reflexión. No sé si estos días de confinamiento me hacen ser más pesimista de lo que normalmente soy, pero es cierto: me es muy difícil mantener la esperanza en un futuro que se me antoja bastante crudo tanto para el veganismo como para la profesión veterinaria.
La imagen en cuestión es la siguiente:
Aplausos a veterinarios clínicos.
Los veterinarios no necesitamos aplausos. Necesitamos reconocimiento social y honorarios justos que nos permitan vivir de nuestro trabajo.

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El eterno debate de las dietas veganas para perros y gatos.

9/2/2020

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Escribo esto movida por la desesperación y el cansancio. Todos los días de mi vida tengo que estar repitiendo lo mismo en algún grupo de Facebook donde surge el debate de si la comida vegana es apta para perros y gatos. Incomprensiblemente gente que se autodenomina «vegana» no ha comprendido aún la esencia del veganismo: evitar en lo posible la explotación y muerte de los animales no humanos. Este principio moral básico en la mente de todo vegano desaparece por arte de magia cuando alguien sugiere que deberíamos alimentar a nuestros compañeros animales de manera vegana, y de pronto saltan las mismas absurdas excusas que los veganos estamos hartos de escuchar de personas no veganas. El comportamiento humano escapa a mi comprensión, pero al menos sé leer y he podido comprobar que basta un poco de interés y voluntad para llegar a una conclusión: sí, es posible dar comida vegana a nuestros compañeros animales, y no, no van a morir desproteinados ni por deficiencia de taurina, igual que nosotros los humanos veganos no morimos desproteinados ni por deficiencia de vitamina B12.
 
Hasta aquí la parte calmada de esta entrada. Ahora voy a dar rienda suelta a mis emociones, aun con el riesgo que eso supone de herir la sensibilidad del lector.
Comida vegana gatos
¿Esto o comida vegana más nutrientes añadidos?

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Consecuencias del bienestarismo (4): Nuevas técnicas de manipulación.

10/12/2019

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Mis ojos sangraron cuando vi este anuncio publicitario en mi cuenta personal de Facebook (el sello de FAIL es un añadido mío posterior, por supuesto):
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A mi mente acudieron en centésimas de segundo las imágenes de castración en cochinillos que una y otra vez nos muestran los animalistas (ya sean animalistas individuales poco informados o las ya conocidas organizaciones no gubernamentales que fingen defender a los animales). Sí, a pesar de no querer verlas, las sigo viendo, normalmente seguidas de unos cuantos insultos en los comentarios sobre lo malvada que es la especie humana, que trata así a los cerditos que nos vamos a comer, quitándoles sus órganos reproductivos sin anestesia. En resumen, poniendo énfasis en el trato, en lugar de la explotación misma.

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La manifestación veterinaria no me representa.

18/11/2019

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Sé que después de esto es probable que aún me queden menos amigos dentro de la profesión, pero qué le voy a hacer, no puedo ir en contra de mi naturaleza rebelde. Estoy tan loca que hasta declaro abiertamente que soy una veterinaria vegana y en mi clínica no entra nada que proceda de la explotación animal. Fue leer el manifiesto de la manifestación veterinaria que se celebraba el domingo 17 de noviembre y entrarme de todo por el cuerpo. No sé qué brillaba más, si el antropocentrismo o el especismo. Casi me alegré de que el Colegio de Asturias no fletara ningún autobús, porque de todas formas no habría ido ni con facilidades. Y además de llegar tarde y mal, para mi gusto fue demasiado blanda. Mucho de «qué guays somos que gracias a nosotros el cerdo que te comes no te transmite la triquinosis» pero muy poco de ir a la raíz del problema: patologías realmente sangrantes como nuestra desunión, la precariedad en el sector o el elevado índice de suicidios. Y nadie dijo nada de dividir la profesión en dos, como debería ser desde hace ya mucho tiempo: veterinarios de verdad y zootecnistas (explotadores de animales).
Hay mucha tela que cortar aquí, así que intentaré resumir. De primeras no sé por qué el manifiesto como tal parece escrito por estudiantes de veterinaria de primer año, y sin embargo, el resumen que encontré de la FESVET (Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios) es mucho más maduro. Días antes de la manifestación me agradó encontrar que no era la única veterinaria que no se adhería al manifiesto. Miembros del grupo de trabajo intersindical, formado por Usvema (Unión Sindical Veterinaria de Madrid), Usvega (Unión Sindical Veterinaria Galega) y Consive (Convergencia Sindical Veterinaria de Las Palmas), publicaron un comunicado declarando que:
«Una vez esperado un tiempo prudencial y tras analizar los documentos actualizados referentes a la manifestación, entendemos que el planteamiento de esta iniciativa no encaja con los principios básicos de nuestras organizaciones sindicales. Como consecuencia, por principio, por coherencia y por solidaridad con aquellas personas que, como profesionales, no ven una acción comprometida para luchar por mejorar su situación, nos vemos obligados a descolgarnos como organización sindical de esta manifestación.»

La razón principal, según se desprende del comunicado, es que no fueron incluidos dentro de la lista de reivindicaciones temas como la denuncia de la precariedad y la falta de respeto de unos veterinarios hacia otros. Sí señor, así se habla, colegas. Lástima que lo que siga importando en nuestra profesión es la imagen que queremos dar hacia fuera, mientras seguimos escondiendo las miserias debajo de la alfombra (más o menos como lo que se suele hacer en las clínicas veterinarias).
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Así es como los veterinarios pedimos respeto a nuestra profesión, perdiéndole todo el respeto a los animales asesinados para satisfacer la demanda de la población. Seré rara, pero creo que amenazando a la gente con que no podrán comer chuletón si no valoran la profesión veterinaria no iremos a ningún sitio. Eso sí, luego afirmaremos sin pudor que nos va eso de la protección y el bienestar animal, y nos quejaremos de que nos comparen con matarifes. Vergüenza de compañeros.
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Foto: Animal's Health (pinchar foto para ver artículo completo).​

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El Código Deontológico de la profesión veterinaria.

25/7/2019

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Me duele tener que ser yo, como vegana, quien lo diga, pero lo hago para romper esa burbuja de pura fantasía que existe ahí fuera sobre lo que significa ser veterinario: nuestra profesión no se inventó para salvar la vida a todos los animales del mundo, ni tampoco es nuestra obligación ir por ahí rescatando a animales explotados o maltratados por sus propietarios. Muchos afirman que los veterinarios deberíamos cumplir nuestro Código Deontológico como si el juramento hipocrático de los médicos se tratara, sin ni siquiera conocer tal código. Bien, para la información de estas almas cándidas, un apunte: lo único que deja claro nuestro Código Deontológico es que los veterinarios estamos al servicio de la sociedad. Si la sociedad es especista, ¡oh sorpresa!, vamos a tener que servir a esa sociedad especista, nos guste o no.
[Advertencia: nótese el tono irónico que utilizo en gran parte de este escrito, no sea que empiece a recibir mensajes insultantes de animalistas confundidos.]
El Código Deontológico —suave, brillante y editado con esmero, qué delicia tenerlo entre mis manos— me llegó el otro día en el correo, junto a la revista del Colegio de Veterinarios de Madrid. Internamente lo agradecí, por varias razones. Una, porque muy pronto voy a comenzar mi propio proyecto empresarial y quería asegurarme de lo que puedo hacer y lo que no. Dos, porque hace veinte años, cuando acabé la carrera, se olvidaron de pasármelo. Y tres, porque en la parte de ética que nos dieron en cuarto o quinto curso se les olvidó mencionar algo relativo a los Derechos Animales y tengo la esperanza de que por fin van a rectificar… un momento, espera. También se les ha olvidado incluirlos esta vez, qué extraño… 🤔
Código Deontológico para el ejercicio de la profesión veterinaria.

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    «El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»

    - Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951.

    Autora

    Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren.

    Escribo por aportar mi granito de arena al veganismo.

    Vetyvegan

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