Algún día me meteré a fondo con la profesión veterinaria. Por el momento no puedo dejar pasar un comunicado que ha publicado recientemente AVATMA (Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y el Maltrato Animal) en relación al revuelo montado por el programa de Salvados sobre la industria porcina. Ese comunicado es uno de los mejores ejemplos actuales del mal que están haciendo las medidas bienestaristas en nuestro país. Y la postura que adopta la asociación es una de las mayores muestras de las continuas contradicciones que vivimos en nuestra sociedad respecto al trato que les damos a los animales. No sabía muy bien si dedicarle una disección completa al artículo porque es bastante largo y aburrido. Si he de ser sincera, me daba mucha pereza. Según lo leía llegué a la conclusión de que no merecía la pena: la postura de AVATMA frente a situaciones como la de la granja de El Pozo es la misma que la del programa de Salvados, que más o menos viene a decir:
«No estamos en contra de la industria cárnica, ¡no por Dios!, pero eso no quiere decir que debamos permitir que los cerdos sean tratados de esta manera. Y por ello debemos seguir apoyando medidas bienestaristas que no sirven de nada a los cerdos pero sí sirven para que los consumidores puedan dormir con sus conciencias tranquilas, para que los ganaderos puedan seguir explotando cerdos como han hecho toda la vida y para que los veterinarios del sector porcino puedan seguir ganando dinero gracias a los dos. Así todos contentos.» Como sé que repetir trescientas veces lo mismo no va a servir para convencer a veterinarios bienestaristas de que lo moralmente correcto sería dejar de participar de la explotación de seres sintientes, he decidido no diseccionar punto por punto el comunicado, pero no me he podido resistir a comentar algunos de esos puntos y también me ha dado pie para una reflexión más personal. El artículo de AVATMA se puede leer completo aquí: Análisis de AVATMA: Opinamos sobre el programa de Salvados «Stranger Pigs».
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Llevo apenas dos meses tomándome en serio esto del activismo vegano y ya me he dado cuenta de que uno de nuestros principales enemigos es el bienestarismo. La Asociación Nacional en Defensa de los Animales va a ceder su logo para certificar que una empresa supera lo máximo exigido por la ley. De esta forma se sigue obviando que el principal problema aquí no son las condiciones en las que los animales son criados para consumo humano, sino el mero hecho de utilizarlos en nuestro beneficio. Hoy disecciono un artículo que defiende el bienestarismo como medida para paliar el sufrimiento de los animales y que trata de evadir la responsabilidad que todos tenemos en la perpetuación de conductas morales inaceptables. La verdad es que siento mucha tristeza al ser testigo de lo que está ocurriendo. Hasta hace muy poco realmente pensaba que contaba con aliados en el ámbito de la protección animal, en asociaciones que fomentan la adopción de animales de compañía o en personas preocupadas por el trato que se les da a los animales de granja. Resulta que para ellos el veganismo es exactamente lo mismo que para el resto de personas no veganas: una posición extremista, radical y en muchos casos irrespetuosa que aleja a las personas animalistas en lugar de atraerlas. Artículos como el que hoy analizo son la prueba de que en realidad es todo lo contrario: en los comentarios que ha recibido ese artículo se ve claramente dónde está el respeto y dónde no. Los argumentos también escasean bastante entre los que defienden el bienestar animal sin adoptar el único estilo de vida que realmente necesitan los animales: el veganismo. Artículo completo: El trabajo sucio, por Melisa Tuya. Hoy me voy a meter en un tupido jardín, soy consciente. Bueno, la verdad es que de momento no parece que ese jardín sea muy tupido. La gran mayoría de los que han leído el artículo aprueban lo dicho por la autora, ya sean vegetarianos que creen que hacen algo por los animales, o ganaderos que están encantados con el concepto de bienestar animal, el cual les permite seguir explotando animales y ganar dinero con el sufrimiento de seres vivos sin sentirse mal. Una publicación en Facebook antes de la emisión de «Stranger Pigs», el programa de Salvados dedicado a la industria cárnica, ya me hizo sospechar que me iba a decepcionar: afirmaban que no están en contra de la industria cárnica. Si no estás en contra, es que la apoyas, o, al menos, permites que ciertas prácticas se sigan realizando. Creo firmemente que en estos casos no puede haber medias tintas: o te diriges hacia el veganismo, o eres cómplice de la total falta de ética en nuestra sociedad. Menuda vorágine. Han sido intensos estos últimos días tras la emisión del programa. Casi no daba abasto leyendo artículos y las reacciones de la gente en redes sociales. Por primera vez he tratado seriamente de entrar en algún debate sobre veganismo y aportar argumentos convincentes para hacer pensar. Y la verdad es que es agotador. Es tan fácil perder la compostura, es tan fácil ceder al insulto… porque hay tanta ceguera, tantas personas que dan la espalda a la realidad, tanta falta de empatía en el mundo, que te preguntas constantemente si toda esta lucha servirá para algo.
14 000 cerdos sacrificados en un solo día, en un solo matadero. Y hay 90 000 granjas de cerdo en España, la gran mayoría intensivas. Hasta hace poco yo era reticente a utilizar la expresión «holocausto animal», pero las cifras hablan por sí mismas. Y lo que más duele es la indiferencia. Cuando ves el programa tienes la impresión de que a nadie le importa. La mayoría de la gente es inmune a los chillidos de miedo de los cerdos cuando llegan al matadero, o eso parece, no sea que les tachen de extremistas si muestran un poco de compasión hacia ellos. Viven inmersos en un sistema que les ha convencido de que necesitan comer carne para vivir, que la muerte de todos esos animales es necesaria para la supervivencia de la especie humana, que la existencia de tales lugares como granjas de porcino llenas de «monstruos» deformes por abscesos y hernias es un mal necesario. Sin embargo, la principal preocupación de la mayoría de la gente, según lo que he visto en las redes, no son los animales. Solo es la probabilidad de que animales tan enfermos como esos lleguen a su plato. No es suficiente con saber que son tratados rutinariamente con antibióticos que producen resistencias en humanos. No es suficiente con saber que los piensos que les dan solo van destinados a engordarlos lo máximo posible en el menor tiempo posible. O que esos cerdos, mamíferos sintientes y con una inteligencia igual a la de un niño de cuatro años, viven solo seis meses, una vida de miseria llena de sufrimiento. Pero en su corta vida, quizá se hayan comido a alguno de sus congéneres. Luego, tú te comes su carne. Una carne que, procesada tal y como la elaboran en El Pozo, aumenta significativamente el riesgo de sufrir cáncer. Ahora que me he propuesto aportar mi granito de arena al veganismo, sé que ser activista por los Derechos Animales y hacerlo bien conlleva un cierto grado de responsabilidad. Quiero que mi mensaje le llegue a la gente, quiero atraerlos hacia el veganismo, no asustarlos. Sé que hay algunas buenas páginas en español que ya lo están haciendo muy bien, como por ejemplo Filosofía vegana o Avance Animal, pero creo que en otros países nos llevan un poco de ventaja. Espero poder coger un poquito de todos y finalmente ir creando mi propio estilo, aportando también mi visión veterinaria. Con ese objetivo en mente, estoy observando y aprendiendo mucho de otros activistas. Yo no soy de hablar mucho, y soy bastante tímida. Yo sería incapaz de discutir con un desconocido sobre por qué debe dejar de consumir productos animales. Y la paciencia no es uno de mis fuertes. Quizá por eso admire a alguien como Earthling Ed, capaz de hablar, escuchar, debatir y convencer con argumentos a personas que se encuentra por la calle. Sin embargo, sí que se me da bien escribir (creo yo), y por eso voy a tratar de traer a mi blog todos esos argumentos. Primero, para aprendérmelos yo misma, y segundo, para que todos los no veganos que me lean se den cuenta de que no existen excusas para seguir siendo partícipes de la explotación animal. En su página web, Earthling Ed ofrece un libro electrónico para descargarlo gratuitamente. Se titula 30 Non-vegan Excuses and How to Respond to Them. Pincha en el enlace si quieres leerlo directamente. Me voy a basar en él para refutar con buenos razonamientos las principales excusas que nos encontramos los veganos cuando hablamos con no veganos. Porque me he dado cuenta de que esa es nuestra principal lucha. Todo el mundo busca justificarse cuando sabe que algo está mal pero sigue participando en ello, ya sea porque lo hagan conscientemente, porque realmente creen que no hay otras alternativas, otras formas de hacer las cosas, o por simple desconocimiento. Traduciré al español cada uno de los capítulos del libro de Earthling Ed, y si tengo algo que añadir o comentar, lo haré al final. Por supuesto, muchas gracias a Earthling Ed por su labor de educación y difusión del veganismo. ¡Tengo mucho que aprender de él! |
«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
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