La primera vez que conversé con alguien sobre veganismo (ni siquiera era mi intención), esa persona me aseguró que conocía una granja donde las cabras no podían estar mejor tratadas, y, literalmente, añadió: «Hacen quesos excelentes, y sí, matan a los cabritos, porque es la única manera de que la granja pueda mantenerse. Igual que un león mata para comer, o una serpiente. Somos animales omnívoros.» Creo que afirmar que otros animales comen animales y por eso nosotros también debemos hacerlo, además de ser una de las excusas más frecuentes, es una de las más absurdas. «A ver... no», tuve que decirle. Y fue una pena que no tuviese los argumentos que tengo hoy. Una hembra que es esclavizada desde que nace, es inseminada artificialmente repetidas veces, pare unos cabritos, le arrebatan esos cabritos para matarlos, y le quitan la leche para hacer queso o para beber (últimamente es más frecuente verla en los supermercados y pocas cosas me enfadan más que eso), no es de las más queridas ni está entre las mejores tratadas del mundo. No es que matar cabritos sea un mal necesario «porque si no, la granja no podría mantenerse». Es que han montado la granja precisamente para eso. Para robar las crías a las madres, matarlas, vender leche y derivados, y obtener un beneficio económico con ello. Se llama explotación. Y es inmoral.
Pero hoy lo que nos ocupa es el segundo argumento: «Igual que un león mata para comer, o una serpiente». ¿Cómo? ¿Me lo puede repetir? Un león, felino carnívoro estricto por naturaleza, que viva salvaje en la sabana, necesita carne para sobrevivir. Caza a sus presas con sus garras y sus colmillos, que morfológicamente no tienen nada que ver con los de los humanos. Se come a sus presas crudas, algo que si hiciera un humano, probablemente moriría, o como poco, le produciría algún trastorno digestivo. Y además un león es un animal no humano que no puede tomar decisiones morales, es decir, no es un agente moral. Por tanto, no, no es igual matar cabritos que cazar para sobrevivir. Tener que explicarle esto a una Licenciada en Veterinaria para defender el veganismo da una idea del nivel de disonancia cognitiva al que hemos llegado en nuestra sociedad.
Comentarios
En la parte 1 del Decálogo del Vegano Activista vimos los puntos más básicos que nunca hay que olvidar a la hora de hacer activismo vegano. Quise hacer una parada para que diese tiempo a los lectores a reflexionar y tener muy claros esos primeros conceptos. Hoy avanzamos y nos adentramos en asuntos que son algo más complicados y que nos suelen coger de sorpresa a los que empezamos en esto. Muchos hemos cometido ciertos errores pero por suerte hemos rectificado. 6. Ten paciencia y recuerda que hubo un tiempo en el que tú también eras un especista. Si eres capaz de tener una conversación con un interlocutor que te repite los mismos argumentos sin lógica alguna que ya has escuchado cientos de veces, y puedes responderle de manera razonada y sin perder la compostura, estás muy cerca de ser un buen vegano activista. Los veganos somos como los agricultores: nos dedicamos a plantar semillitas que jamás (o en muy contadas ocasiones) vamos a ver germinar. Si queremos hacer activismo vegano, lo tenemos que hacer con la misma comprensión, dedicación, amor y paciencia que un agricultor utiliza para sembrar sus cosechas, verlas crecer y dar sus frutos. En mis incursiones por las redes sociales es frecuente encontrarme con gente que pregunta (con o sin ironía): «¿Y qué debo hacer para ser un buen vegano?» Por si hay dudas, aclaro desde ya que no, no creo que haya «buenos» y «malos» veganos. No existen «carnets veganos» ni «policía vegana», estos son solo términos inventados por personas que se sienten juzgadas cuando les haces una crítica constructiva. Es obvio que ninguno de nosotros es perfecto. Pero si somos veganos y hemos decidido hablar de veganismo, considero fundamental que lo hagamos con conciencia y responsabilidad. Por ello he cambiado la pregunta inicial, «¿Qué debo hacer para ser un buen vegano?» por una que se adapta mejor a la problemática que tratamos hoy: «¿Qué debo hacer para ser un buen vegano activista?» Es más fácil de lo que parece, pero hay que informarse un poco. Espero que esta entrada (bueno, en realidad dos) sirva para dar una herramienta más a veganos activistas, para que así puedan responder rápidamente a esa pregunta un tanto filosófica con la que sin duda se enfrentarán tarde o temprano.
A pesar de que hoy elijo un tono coloquial y utilizo un poco de humor, este artículo nace del desconcierto y la frustración. Antes de escribirlo he utilizado un buscador para saber si alguien más aparte de mí ha confeccionado alguna vez un Decálogo del Vegano Activista. Los resultados me han hecho convencerme aún más de la necesidad de escribirlo. En primer lugar, aparecía un «decálogo vegano» en un blog escrito por una vegana que aparentemente es muy romántico pero poco serio. En segundo lugar, un trabajo titulado «Perfil del vegano/a activista de liberación animal en España» publicado en 2012 en la revista Reis (Revista Española de Investigaciones Sociológicas). Recomiendo su lectura porque dice algunas cosas interesantes, pero se aleja del propósito que nos ocupa. En tercer lugar, un «decálogo del vegano» que cuesta leer hasta el final tanto por la forma como por el contenido. En cuarto lugar, un «decálogo nutricional para deportistas veganos». No, no hablo de dietas hoy. El veganismo no es una dieta, eso ya lo deberíamos saber todos. El resto de resultados ya empeoran aún más. |
«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren. Libro
Relato
¡DESCARGA GRATUITA!
Solo por visitar mi página te regalo un relato corto sobre la peliaguda cuestión de si las plantan sienten.
El extraño caso del plátano sintiente Archivos
Febrero 2024
Categorías
Todo
|