Ni siquiera he tenido tiempo de presentar mi otro antecedente en el mundillo vegano. Acabo de inaugurar el blog y ya me encuentro con el primer artículo engañoso del año. Es este el tipo de artículos que me hacen hervir la sangre, pagados por la industria alimentaria (en este caso Puleva) para seguir manipulando a la población. Sospecho que no voy a dar abasto para desmontar todos y cada uno de estos artículos, así que trataré de tomármelo con calma. Aquí tenéis el artículo en cuestión. Fue publicado en la edición digital de El Mundo, el 11 de enero de 2018. FALSOS MITOS SOBRE LA LECHE QUE PUEDEN CONFUNDIR A CUALQUIERA.
El valor nutricional de la leche es innegable. Su composición equilibrada y completa aporta los ingredientes esenciales para el desarrollo humano en todas las etapas de la vida. Protege el corazón, también el hueso, provee de calcio de fácil absorción, de vitaminas, minerales… Sin embargo, en torno a ella circulan mitos y leyendas de origen incierto que crean confusión entre quienes la consumen. En la era de la comunicación, de la tecnología y de lo digital, es muy fácil producir información y difundirla masivamente incluso de forma anónima. La exposición a estas informaciones es a veces involuntaria, en muchas ocasiones, excesiva, y casi siempre, no profesional. Por eso hay que saber filtrar, informarse en el lugar adecuado y racionar la credibilidad, la confianza y por supuesto, la sugestión. Por ese motivo, varias sociedades médicas y profesionales de distintos hospitales y ámbitos, desde profesores hasta investigadores, y elaboraron el Libro blanco de los lácteos. Desde su creación en 2014, esta especie de manual pretende enfrentarse a las dudas más frecuentes sobre los productos lácteos, pasando por su composición, sus propiedades, tipos, y efectos generales sobre la salud. Y aclarar algunos puntos básicos que deberían quedar al margen de cualquier confusión. El Libro blanco de los lácteos busca aclarar algunos puntos básicos sobre la leche que deberían quedar al margen de cualquier confusión. En general, cabe destacar diez puntos que podrían generar confusiones acerca del papel de la leche en la alimentación.
El calcio de la leche es fácilmente asimilable, y esto lo coloca muchas posiciones por delante. Este contenido ha sido desarrollado por UE Studio, firma creativa de branded content y marketing de contenidos de Unidad Editorial para Instituto Puleva de Nutrición. Ay, Señor, dame fuerza… Empecemos por el título. FALSOS MITOS SOBRE LA LECHE QUE PUEDEN CONFUNDIR A CUALQUIERA. Me imagino que se refiere a cualquiera que desconoce cómo funciona la industria láctea, que tal vez sea la mayor parte de la gente, eso es verdad. Los veganos, y los veterinarios como yo, no nos sentimos confundidos. Ya conocemos la verdad y no hace falta que medios de prensa pagados por la industria alimentaria nos intenten engañar. El valor nutricional de la leche es innegable. Su composición equilibrada y completa aporta los ingredientes esenciales para el desarrollo humano en todas las etapas de la vida. Protege el corazón, también el hueso, provee de calcio de fácil absorción, de vitaminas, minerales… Bueno, a ver, tampoco lo flipéis tanto. La leche es nutritiva, sí, pero tampoco es ninguna maravilla. En el mundo occidental tenemos muchísimos otros grupos de alimentos tan llenos o más de proteínas, vitaminas y minerales. La leche no es para nada imprescindible en nuestra dieta. Y a pesar de su calidad nutricional, habéis olvidado la razón más importante por la que rechazamos su consumo: su producción no es ética. Ni artificial, ni prefabricada. Todos los tratamientos para eliminar los microbios de la leche recién ordeñada se basan en calentarla, simplemente. Después del tratamiento, sigue siendo un producto natural y cargado de nutrientes, aunque más duradero. ¿Natural? ¿Ha dicho natural? Según la R.A.E., el adjetivo «natural», aplicado a una cosa, se refiere a «que está tal como se halla en la naturaleza, o que no tiene mezcla o elaboración». Si la leche de vaca que consumen los humanos fuera de verdad natural, la consumirían directamente de la ubre de la vaca, que habría parido naturalmente un ternerito o dos, los cuales no les habrían sido retirados para ser sacrificados y destinados a la producción de carne. Me gustaría que me explicaran qué hay de natural en inseminar artificial y repetidamente a las vacas durante toda su vida, matar a sus crías, tratarlas con antibióticos para impedir el desarrollo de infecciones producidas por el hacinamiento, darles de comer piensos fabricados en muchos casos con otros animales muertos, y ordeñarlas todos los días de su vida. Lo natural es que una vaca produjera leche para amamantar a su cría, durante el primer periodo de crecimiento de esa cría, como cualquier otro mamífero. ¿Será que el autor del artículo se ha creído eso de que las vacas de producción de leche tienen vidas felices pastando en prados verdes y tienen terneritos porque les apetece? En cuanto a los tratamientos térmicos, esa afirmación no es correcta del todo. Resulta que se hizo un estudio hace unos meses, publicado en la Journal of Dairy Research, en la que se comparaban los procedimientos de pasterización y UHT. Para ello se administró leche cruda, leche pasterizada y leche uperizada (UHT) a terneras recién nacidas, midiendo la absorción de proteínas, la excreción de nitrógeno y el potencial de crecimiento de cada una de las leches. Se observó que podría haber una considerable pérdida de nutrientes en la leche sometida a tratamiento UHT (la más consumida en España), además de producir alteraciones en la microbiota del intestino grueso y propiciar un estado inflamatorio en la mucosa intestinal. Va a ser que la leche que consumimos no es tan nutritiva como parece… Adultos que beben leche. La dieta equilibrada no tiene edad, y los adultos la toleran igual de bien que los niños. Claro, excepto la población que tiene intolerancia a la lactosa, que por lo visto va en aumento. Según un informe de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología de 2013, titulado «Intolerancia a la lactosa, una patología emergente», la prevalencia de malabsorción de lactosa en España es de un 20-30% de los niños y un 15-40% de los adultos. ¿Le parece poco? Por cierto, «lo natural» en mamíferos, incluidos los humanos, es que la actividad de la lactasa, enzima que hidroliza la lactosa de la leche, vaya disminuyendo en los primeros meses de vida, ya que la leche está destinada a la nutrición de las crías. Solo hay una persistencia de esta actividad en el 30% de los adultos de los países del norte de Europa, coincidiendo geográficamente con la introducción del ganado de leche. ¿Será por tanto que el consumo de leche en los humanos es una adaptación y no estamos naturalmente preparados para consumirla excepto durante el periodo de lactancia materna? La leche tiene un papel destacado en la alimentación de los más pequeños, que agradecen la ingesta de un alimento tan completo y tan rico en proteína de alta calidad nutricional, vitaminas, minerales e hidratos de carbono. Pero los jóvenes y las personas mayores también tienen necesidades nutricionales que se pueden satisfacer con un aporte lácteo. Conviene recordar que la leche contiene todos los aminoácidos esenciales. Creo que tanto los pequeños como los adultos agradecerían mucho más el aporte de más frutas, verduras y legumbres que el de leche y sus derivados, si es que estamos preocupados por la calidad de su nutrición. Recordemos que vivimos en un país con una de las mayores tasas de obesidad de Europa. Y hay muchos otros alimentos que contienen todos los aminoácidos esenciales. Sin ir más lejos, los garbanzos. La lactosa no hace daño. Sólo las personas con intolerancia tendrán problemas digestivos al beber leche. Pero los demás pueden disfrutar con gusto de este azúcar natural que sus enzimas digieren sin problema y que, por cierto, no es equiparable a la sacarosa, ni siquiera se metaboliza de la misma forma. ¿Azúcar natural? Es verdad, la lactosa no es equiparable a la sacarosa. El problema es que hoy en día me pregunto cuántos niños consumen leche sola y cuántos añaden diversos «preparados de cacao» cuyo principal ingrediente es… oh, sorpresa, sacarosa. La leche vegetal no es leche. Es una bebida vegetal, pero no es leche. Nutricionalmente hay un abismo entre ambas. La leche es muy rica en micronutrientes y proteínas de alta calidad nutricional, pero sobre todo, en calcio, que además se absorbe con mayor facilidad de esta manera que cuando se añade a una bebida de forma artificial. A diferencia de la leche, las bebidas vegetales contienen en la mayoría de casos azúcar añadido. Veamos. Que la industria láctea no quiera que los veganos llamemos leche a las bebidas vegetales es solo una cuestión de marketing. Según la R.A.E, el término leche, en su acepción número tres, también se refiere a «Jugo blanco obtenido de algunas plantas, frutos o semillas. Leche de coco, de almendras». Por tanto, llamar leche a esas bebidas que tomamos algunos veganos, es perfectamente correcto. En cuanto a la calidad nutricional de las leches vegetales, es verdad que la mayoría no son equiparables, excepto la leche de soja, que es similar. Si el problema es el calcio, hay muchas bebidas vegetales, que al igual que algunos tipos de leche de vaca, están suplementadas con calcio, así que no hay mayor problema. Y en cuanto a la adición de azúcar en estas bebidas, ocurre lo mismo con la leche de vaca y sus infinitos derivados, ¿a quién queréis engañar? Los yogures naturales de verdad formaron parte de mi infancia. Ahora es casi misión imposible encontrar nada sin azúcar añadido, incluso yogures de soja, en un supermercado. En todo caso, ni unas ni otras son imprescindibles en una dieta correctamente planificada. No hay antibióticos en la leche. En España están totalmente prohibidos: por eso, ninguna leche en el mercado los contiene. Esta afirmación me hace sonreír, por lo ingenua que parece. Ahora va a resultar que todas las leches que salen de una explotación ganadera están controladas al 100% por el Ministerio de Sanidad y que existen métodos infalibles de detección de antibióticos en la leche. Por eso hay miles de veterinarios como yo que estamos en el paro. Creo que a estas alturas todo el mundo debería saber que los antibióticos se usan de manera rutinaria como prevención en las explotaciones ganaderas, y para el tratamiento de muchas enfermedades como la mastitis o las neumonías. Se sabe que el uso de antibióticos en ganadería es lo que está provocando la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos. Que la leche no es uno de esos canales por los que esos antibióticos llegan a los humanos, es bastante difícil de creer, estemos en España o en Perú. No lo digo yo, lo dicen varios artículos científicos. Por ejemplo, este realizado en Kosovo , en el que se encontraron antibióticos en el 6,11% de las muestras analizadas, o este en el Callao*, que dice: En el hato lechero, la infección que demanda mayor suministro de antibióticos es la mastitis, y debido a que los antibióticos de uso intramamario son de fácil aplicación y generalmente baratos, no se hace la consulta respectiva al médico veterinario, constituyéndose en la principal causa de aparición de residuos de antibióticos en la leche. Al ganadero le es muy difícil eliminar leche producida por vacas con tratamiento por mastitis, pues le representa pérdida económica, por ello incurre en la práctica inadecuada de comercializarla derivándola a la industria de leche fluida pasteurizada o esterilizada y a los mercados como leche cruda o en mezcla con leches de buena calidad, para que no sea posible detectarla y que sus deficiencias pasen desapercibidas. El que crea que lo mismo no sucede en España, es que vive de espaldas a la realidad, aunque estaría bien tener datos concretos. Si alguien localiza un estudio español de similares característias, por favor que me lo pase. Ni más alergias, ni nuevas intolerancias. Menos de un 2% de los niños son alérgicos a la proteína de la leche, y aunque no tienen problema con algunas variedades lácteas como las leches hidrolizadas, suelen vencer a la alergia antes de cumplir los dos años. La intolerancia más frecuente es a la lactosa, y el mercado ya está repleto de productos para hacer frente a este problema. Me remito de nuevo al informe de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, en el que se dice que la intolerancia a la lactosa es una patología emergente. Esto significa que su prevalencia es cada vez mayor. En cuanto a los productos sin lactosa, personalmente creo que son una aberración (por cierto, me pregunto cómo será de natural el proceso de producción de esta leche), cuando ya existen muchísimas variedades de leches vegetales en el mercado que estás mucho más ricas y, sobre todo, son mucho más éticas. Porque hay gente a la que nos importa el sufrimiento animal. Los humanos adultos son mamíferos que consumen leche. Son distintos a otros mamíferos en muchos más aspectos, han adquirido algunas virtudes superiores, y ya desde el Neolítico son capaces de obtener leche animal para su consumo. Aquí hay varios puntos que discutir. Si se refiere a que los humanos adultos son los únicos mamíferos que consumen leche, eso no es cierto. Por definición, los mamíferos consumen leche, la de sus madres principalmente. Pero en ocasiones también consumen leche de otros mamíferos, cuando por ejemplo una camada de gatitos es adaptada por una perra lactante. Cualquier perro o gato lamerá un platito con leche de vaca, aunque lo más seguro es que acaben con diarrea porque la composición de la leche de sus respectivas madres es distinta a la de la vaca, y su sistema digestivo tampoco está adaptado a digerir la lactosa. Parece que parte de la población humana se ha adaptado a consumir lactosa de la leche de vaca. Pero esto no nos hace superiores en ningún caso. Lo importante aquí no es que podamos consumir o no leche de vaca. Lo importante es cómo obtenemos esa leche, si es ético hacerlo. Tal y como están ahora las cosas, consumir leche de vaca solo nos hace crueles y ruines, ya que para ello separamos de sus madres a terneros recién nacidos, para que un humano niño o adulto, que NO necesita leche para vivir, la consuma. Si quieres profundizar más en esta cuestión, lee con atención el artículo «La falacia láctea» de Filosofía Vegana. No hay muchos alimentos que aporten más calcio que la leche. Si se consumiesen en abundancia, podrían aportar suficiente calcio, pero nunca sería calcio de tan fácil absorción. Más que cuánto calcio se ingiere, lo importante es cuánto se absorbe. El calcio de la leche es fácilmente asimilable, y esto lo coloca muchas posiciones por delante de otros competidores. Dicho de otro modo, no hay alimento con más cantidad y calidad de calcio por ración. Basta como ejemplo que para igualar la cantidad de calcio de un vaso de leche, habría que tomar entre 6 y 8 raciones de cereales o verduras, por ejemplo. ¿En serio? Todo este párrafo es falso, simple y llanamente. Y basta con consultar la web de una dietista-nutricionista como Lucía Martínez para encontrar fuentes fiables que hablan del verdadero contenido de calcio de los alimentos y cómo se absorbe ese calcio. No me voy a molestar ni en copiar la información, se puede leer en su artículo «Calcio en alimentación vegetariana». La leche ayuda a los mayores. Asegura un buen estado de los huesos y ayuda a prevenir la osteoporosis. Los ancianos necesitan macronutrientes, proteínas, calcio… De hecho, la absorción de este calcio, que es aún mayor si se combina con vitamina D, es fundamental para mejorar la masa ósea y la densidad mineral, evitando el riesgo de caídas y fracturas. Y aquí continuamos con la desinformación descarada. Que la leche previene la osteoporosis es un mito como una casa, ese sí, señores de Puleva. Justamente en los países con mayor consumo de leche y sus derivados, es donde hay mayor índice de osteoporosis. Y hace tiempo que se sabe que para prevenir la osteoporosis es fundamental, aparte de un buen aporte de calcio, una ingesta suficiente y adecuada (ver vídeo de más abajo) de proteínas, realizar ejercicios de fuerza y tomar el sol para asegurar la síntesis de vitamina D. Pero otro dietista-nutricionista como Julio Basulto, lo explica también mejor que yo: Así, pese a que durante años se ha pretendido reducir el complejo funcionamiento del metabolismo óseo a un único nutriente llamado calcio, hoy sabemos que proteger la salud de nuestros huesos no pasa necesariamente por tomar lácteos, ni tampoco por tomar pastillas que contengan este mineral. Conclusión: amigos de Puleva, id asumiéndolo. La industria láctea tiene sus días contados. Hay mucha gente que cada vez está más concienciada sobre la necesidad de eliminar todo tipo de explotación de animal. Dejamos de consumir leche porque no es un alimento imprescindible y porque no queremos ser cómplices de esa explotación que causa tanto sufrimiento animal. Aceptad mi consejo y pasaros a la producción de leches vegetales. El futuro es vegano. Como bonus, os dejo este fantástico vídeo de El Vegano Cordobés, analizando otro artículo en una línea muy similar al que yo elegí para la entrada de hoy. Especialmente interesante me parece su mención a la calciuria y el exceso de proteínas en la dieta como causantes de osteoporosis prematura. Referencias bibliográficas: * Alex Bach, Anna Aris , Maria Vidal, Francesc Fàbregas and Marta Terré. Influence of milk processing temperature on growth performance, nitrogen retention, and hindgut’s inflammatory status and bacterial populations in a calf model. Journal of Dairy Research, Volume 84, Issue 3, August 2017, pp. 355-359. * Guerrero DM, Motta R, Gamarra G, Benavides ER, Roque M, Salazar ME. 2009. Detección de residuos de antibióticos β-lactámicos y tetraciclinas en leche cruda comercializada en el Callao. Ciencia e Investigación 12(2): 79-82. * Rama A, Lucatello L, Benetti C, Galina G, Bajraktari D. Assessment of antibacterial drug residues in milk for consumption in Kosovo. Journal of Food and Drug Analysis 2017 Jul;25(3):525-532
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«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren. Libro
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