Estos días ha estado circulando una imagen en redes sociales que ha levantado bastante polémica y que una vez más ha puesto de manifiesto la triste realidad del movimiento animalista. Supuestos «veganos» que no soportan la más mínima crítica y que ni siquiera comprenden el verdadero significado de la palabra «veganismo», piden aplausos para los veterinarios clínicos, y cuando alguien les hace ver que esa idílica imagen dista mucho de la realidad, se ofenden y muestran su falta de argumentos y capacidad de reflexión. No sé si estos días de confinamiento me hacen ser más pesimista de lo que normalmente soy, pero es cierto: me es muy difícil mantener la esperanza en un futuro que se me antoja bastante crudo tanto para el veganismo como para la profesión veterinaria. La imagen en cuestión es la siguiente: Yo misma hice una crítica en mi muro de Facebook, aunque más relacionada con el veganismo que con la profesión veterinaria. Decía: «Ojalá en la ventana pudiese haber también vacas, cerdos, caballos y demás animales que acaban en mataderos, pero me temo que esos no saldrían a aplaudir. Siguen siendo los grandes ignorados, y hasta los veterinarios los siguen considerando comida para otros animales, ya sea crudos, cocinados o convertidos en pienso.» Creo que no hay mucho más que añadir. Más o menos al mismo tiempo conocía la noticia de que el Matadero Central de Asturias había batido todos sus récords de asesinato de animales inocentes, con el fin de «donar» dos mil kilogramos de carne a las pobres víctimas humanas del estado de alerta sanitario, que se ven «obligados» a permanecer en sus casas comiendo hasta reventar. Sí, tal vez me pilló un poco sensible, porque para todo vegano que se precie, esas noticias duelen. Pero además de vegana, soy veterinaria, así que también duele que una gran parte del sector veterinario se enorgullezca por ser, según ellos, «máximos garantes de la sanidad humana, a través del control sanitario de los productos animales». Estas son las palabras típicas que salen de antiguos directores colegiales, ahora convertidos en personajes públicos presentados como expertos en enfermedades infecciosas y que poco o nada tienen que aportar, junto a médicos que también aparecen en televisiones sentando cátedra desinformada sobre, por ejemplo, aspectos de nutrición humana. Pero así es el mundo en el que vivimos… También duele bastante que tu propio padre, en conversación telefónica, te pregunte: «No hay ningún veterinario hablando del Covid-19 en la televisión, ¿cómo es eso? Si ellos son los que más saben de enfermedades transmitidas de animales a humanos, ¿no?» Pues sí, así es, pero como nuestros colegios profesionales se dedican a vivir del cuento (léase, de nuestras cuotas colegiales y de la hacienda pública), aún no han sido capaces de darle a nuestro profesión el valor y el prestigio que se merece, empezando por nuestros salarios, más precarios que los de cualquier trabajador no cualificado. Y aunque mi padre parece haberse dado cuenta ahora, tuve que dejar la clínica después de diez años cansada de ser explotada, y después no pude trabajar en ningún laboratorio porque mis propios compañeros, con sus contratos pre y post-doctorales, ya estaban emigrando a otro país debido a la falta de apoyo a la investigación en este país. Que a mí las supuestas crisis económicas me han acompañado desde que salí de la facultad, o al menos, así las han llamado siempre… Y después de todo esto, encima tenemos que soportar lo que se siente como desprecio o burla por parte de supuestos animalistas, que ponen imágenes como la de arriba para que los veterinarios clínicos nos sintamos menos ignorados por la sociedad. Fue en el muro de una de estas personas donde surgió la polémica, tras la crítica acertada de una compañera vegana sobre la profesión veterinaria. La conversación entera se puede ver a continuación: Analicemos palabra por palabra: «Por esta imagen y pedir aplausos a los veterinarios que están por todos los animales, me salió una vegana de nivel 5.» Primero. Si un veterinario no es vegano, no está por todos los animales, eso para empezar. Veterinarios veganos somos prácticamente yo y el Tato, así que ya tenemos una gran inexactitud en este comentario. Segundo. ¿Vegana de nivel 5? No, eso ya es una señal de que esta persona ni siquiera entiende lo que es el veganismo. No hay niveles que valgan. O eres vegano o no lo eres. Y no eres más ni menos vegano por ser crítico con otros activistas. Lo que sí existen son veganos informados y veganos desinformados. Veganos formados y veganos que piensan que lo son pero no lo son. A ver si nos vamos enterando… «De casi mil veces compartida la publicación y compartida en unos 100 grupos, es la única persona que me ha salido con algo así.» Bueno, esto es porque seguramente no vio mi propia crítica. Y si los números fueran ciertos (que lo dudo), eso es evidencia del poco grado de autocrítica dentro del movimiento animalista (que hasta ellos ignoran la existencia de los animales no humanos que mueren en granjas) y el poco conocimiento que se tiene de la profesión veterinaria, demasiado idealizada por esos propios animalistas que van de héroes por la vida porque rescatan y salvan animales. De los siguientes comentarios se desprende que la labor encomiable de un veterinario es «salvar vidas», pero ojo, en realidad quieren decir «las vidas de mi pobre animalito que llevé a su consulta». Lo del veganismo pasa a segundo plano. Si ese veterinario salvavidas es un especista y luego participa de la explotación de animales no humanos, se lo podemos perdonar. Esto trae bastante confusión al resto del debate, porque cuando yo digo que soy veterinaria y vegana, lo que significa que me importan todos los animales no humanos, y por eso no los exploto, y por eso, seguramente, salvo más vidas que otros veterinarios, entonces paso a ser una supremacista (??), una egocéntrica y una maltratadora de carnívoros porque doy pienso vegano a todos aquellos que puedo. Pero lo que no tiene desperdicio es el comentario de Moisés al saber que soy una veterinaria vegana: «Y en lo referente al otro comentario que he visto tuyo, sobre que no salimos en vuestra defensa por los honorarios que tenéis, desconocía de que os quejabais de ello, si declaráis públicamente y lucháis y lo hacéis visible, seguramente mucha gente os apoyaría y yo por supuesto me uniría a esa lucha aunque a mí no me toque. Un saludo y mil gracias por estar ahí a pie del cañón por todos los animales. Este aplauso va por ti y por todos los que son como tú.» Estas palabras tan bonitas se convirtieron rápidamente en desprecio cuando le insinué que en vez de aplausos lo que necesito es dinero en mi cuenta para sostener mi negocio de salvar la vida de animalitos, que las facturas no se pagan con aplausos. Por arte de magia me volví a convertir en una soberbia. Claro, si hubiera sido una ONG o un santuario, no habría dejado de ser una heroína salvavidas, pero como soy veterinaria, que me den… Y vuelven los argumentos sin sentido, más propios de no veganos que de supuestos veganos a quienes supuestamente les debería importar la vida de todos los animales, como ellos mismos afirman: «Con el tema de los piensos creo que ya me dejas claro muchas cosas, hablamos de veganismo y Antiespecismo, culpando a los demás de no ser tan veganos como nosotros, pero después hacemos cosas que no van de la mano con el veganismo, tener smartphone, coche y muchas otras cosas.» ???? El reconocimiento de los profesionales, sean los que sean, debería reflejarse en el respeto y en los honorarios justos que deberían cobrar por su trabajo, uno que en el caso de los veterinarios clínicos dicen ser muy valioso porque salvamos vidas. Eso es hasta que les pides que te apoyen de verdad como suelen hacer con organizaciones animalistas que ni siquiera son veganas o con santuarios que no salvarían vidas si no fuera gracias al servicio que prestan esos mismos veterinarios. Esta es la realidad que vivimos los veterinarios clínicos, día tras día. Y si somos veterinarios veganos, aún lo tenemos peor: el doble de lucha, el soportar que te llamen maltratador de animales, la ingente labor de educación que hacemos entre veganos y no veganos por igual… y todo por el mismo precio. Esto es lo que nos podemos esperar del actual movimiento animalista, esos que dicen defender los Derechos Animales. No necesitamos aplausos.
Necesitamos el respeto y el reconocimiento que jamás hemos tenido por vivir en una sociedad especista.
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«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren. Libro
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