En la parte 1 del Decálogo del Vegano Activista vimos los puntos más básicos que nunca hay que olvidar a la hora de hacer activismo vegano. Quise hacer una parada para que diese tiempo a los lectores a reflexionar y tener muy claros esos primeros conceptos. Hoy avanzamos y nos adentramos en asuntos que son algo más complicados y que nos suelen coger de sorpresa a los que empezamos en esto. Muchos hemos cometido ciertos errores pero por suerte hemos rectificado. 6. Ten paciencia y recuerda que hubo un tiempo en el que tú también eras un especista. Si eres capaz de tener una conversación con un interlocutor que te repite los mismos argumentos sin lógica alguna que ya has escuchado cientos de veces, y puedes responderle de manera razonada y sin perder la compostura, estás muy cerca de ser un buen vegano activista. Los veganos somos como los agricultores: nos dedicamos a plantar semillitas que jamás (o en muy contadas ocasiones) vamos a ver germinar. Si queremos hacer activismo vegano, lo tenemos que hacer con la misma comprensión, dedicación, amor y paciencia que un agricultor utiliza para sembrar sus cosechas, verlas crecer y dar sus frutos. Hay muchos veganos misántropos, esto es así. Aunque quizá sean en realidad animalistas vegetarianos estrictos que no han entendido que el veganismo es un movimiento pacifista. A título individual, que cada uno haga lo que quiera, obviamente, pero en general los veganos no deseamos la extinción de la humanidad. No vamos por ahí propagando odio hacia todo aquel que se pirra por las hamburguesas hechas con desechos de cadáveres. Debemos ser comprensivos, porque un día nosotros fuimos ellos. Yo aún recuerdo el día que decidí tomarme mi última hamburguesa cárnica, y disfruté como siempre antes había disfrutado. No lloré por la vaca que tuvo que morir para la fabricación de esa hamburguesa. Las cosas que había aprendido me convencieron de que no iba a hacerlo nunca más, de que había una razón ética que estaba por encima de mis preferencias personales de alimentación para no volver a hacerlo. Todo el mundo puede llegar a ese punto. Y es más probable que lleguen si en vez de desearles la muerte y llamarlos asesinos psicópatas, les hablamos con calma de la razón ética por la que deben adoptar el veganismo: los no humanos no son cosas que nos pertenecen y debemos respetar sus derechos. ¿Es difícil tener paciencia? Sí, claro. La paciencia no es la mejor de mis virtudes, y añado que la tolerancia tampoco. Pero si un día me levanto especialmente impaciente e intolerante, me abstengo de publicar barbaridades en las redes sociales, porque pienso en las víctimas y eso perjudica al movimiento en su conjunto. Es decir, aplico el punto 2. 7. No hables de maltrato, crueldad o sufrimiento animal. Pon énfasis en palabras como esclavitud, explotación, uso o violencia. La razón es simple. Si hablas de maltrato o sufrimiento, le queda la idea al oyente de que la explotación es aceptable siempre que se haga en «buenas condiciones». Pero, ¿existe una buena forma de esclavizar a alguien? Día tras día me quedo estupefacta al comprobar que para la mayoría de la gente la muerte en sí misma no cuenta como maltrato. No sé si es porque ya así se acaba con todo el sufrimiento, que es lo más importante para ellos, o si se encuentran en tal estado de negación mental que no quieren ver que es imposible explotar a alguien sin que haya maltrato. La explotación supone utilizar a un animal no humano sin su consentimiento, privarle de libertad, realizar sobre ellos acciones preventivas dolorosas como castraciones o corte de picos, rabos y colmillos, aprovecharte de sus secreciones que a ti no te pertenecen, y finalmente enviarles a una muerte prematura cuando ya no se les pueda cebar más porque si no, revientan, o en cuanto disminuya su índice de productividad. Y por muchas leyes de bienestar animal que existan, no, no hay forma humanitaria de explotar ni de matar a nadie. En consecuencia… 8. No apoyes a organizaciones bienestaristas. Yo diría que este es el error número 1 que cometen muchos veganos, para desgracia de los abolicionistas. Si quieres ser un buen vegano activista, tienes que tener muy claro que no puedes apoyar medidas bienestaristas. No existen las gallinas, los cerdos o las vacas felices. No es mejor consumir huevos del número 0 que del número 3. Debes rechazar todo tipo de uso y explotación animal, aunque sea la de un insecto con un sistema nervioso menos desarrollado que el de un mamífero superior. Si sigues una alimentación basada en plantas y apoyas a organizaciones bienestaristas no eres vegano, es así de simple. Todo buen vegano anda con ojo avizor, porque a veces las organizaciones bienestaristas, que aparentemente están tan preocupadas por la protección animal, son difíciles de identificar a primera vista. Pero las reconocerás precisamente porque hablan mucho de maltrato pero no de abolir la explotación, ni tampoco invierten mucho tiempo ni dinero promoviendo el veganismo. Los que dirigen estas organizaciones no son veganos aunque ellos mismos se llamen así. Lo hacen porque les interesa, igual que les interesa negociar con las industrias cárnicas una mejora en las condiciones de explotación para que el consumidor se sienta mejor y así seguir perpetuando la explotación para toda la eternidad. También muestran interés en regular leyes de supuesto bienestar animal que en realidad lo único que hacen es beneficiar a los productores porque así sufrirán menos pérdidas económicas (entre otras razones porque no perderán consumidores que ahora tendrán sus conciencias más tranquilas). Nunca olvides que estas organizaciones viven de donaciones y de fingir que están haciendo algo por los animales denunciando malas prácticas en las industrias alimentarias, para que meses más tarde todo vuelva a la normalidad. Por lo que he visto hasta ahora, en mi corta andadura como activista vegana, creo que nada hace más daño al veganismo que el famoso «pasito a pasito» que estas organizaciones repiten como un mantra cada vez que te enfrentas a ellos para decirles que sus medidas no benefician a las víctimas. Eso sí, ellos cantarán victoria bien alto cada vez que den uno de esos pequeños «pasitos» que son solo una ilusión. Y lo peor de todo es que muchos veganos de verdad se creen todas estas mentiras y los apoyan con sus donaciones, haciéndoles publicidad o alegrándose con sus inútiles acciones. La razón: falta de formación, una vez más. En cuanto eres consciente de que las industrias de explotación animal vienen hablando de bienestar animal desde hace dos siglos y nunca antes se habían consumido tantos productos animales, sabes que hay algo que no cuadra. 9. No apoyes campañas monotemáticas. Este punto también genera controversia entre los veganos que quieren ser «mejores veganos». No entienden que no sirve de nada manifestarte en contra de un tipo de explotación mientras dejas de lado a todas las demás víctimas. Esa acción es especista en sí misma. Salvar unas cuantas vidas está bien, pero si no vamos a la raíz del problema, jamás lo solucionaremos. Sí, yo podría decir que estoy en contra de los rodeos, de las corridas de toros, de los sanfermines, de las fiestas patronales en las que se pone fuego en los cuernos de los toros, de los circos con animales, de los zoológicos, de los acuarios y delfinarios, de la caza de [insertar aquí cualquier especie], de la compraventa de animales de compañía, del tráfico de especies exóticas, del tiro al pichón, de las carreras de galgos, de las carreras de caballos, de las peleas de perros y gallos, de las «exposiciones de belleza» de perros y gatos, de la apicultura, de la acuicultura, de cualquier tipo de pesca, de la cría de animales de granja para consumo humano, de la peletería, del uso de lana y cuero, de la experimentación en animales, de su uso en docencia… ¿No es mucho más fácil y rápido decir que eres VEGANO y que estás en contra de todo tipo de explotación? ¿Por qué se malgasta tanto tiempo en organizar manifestaciones en contra de un solo tipo de explotación, cuando promoviendo el veganismo abarcaríamos todas las modalidades de explotación y todas las especies? En este tipo de eventos es cuando más se pone de manifiesto la incoherencia de muchos mal llamados «defensores de los animales», y la reacción que obtenemos los veganos abolicionistas de este tipo de personas es aún peor que la de los no veganos cuando les dices que no deben consumir productos animales. Lo realmente triste —al menos para mí— es que en este colectivo abundan veterinarios y otras personas que en teoría deberían tener cierta sensibilidad hacia los animales y comprender mucho mejor tus argumentos, y sin embargo demuestran una y otra vez que ni tan siquiera quieren escuchar a alguien como tú, un extremista sectario que tiene esa loca idea de que si queremos defender de verdad a los animales, lo primero que tienes que hacer es eliminarlos de tu plato. Y si ese animalista es además vegetariano estricto, la tarea se complica aún más. No atenderá a razones. Como ya dejó de comer animales y sus secreciones piensa que ya no tiene más que aprender. Si le dices que hay que promover el veganismo y luchar por la abolición de toda explotación animal, te responderá con un «calma, paso a paso». Piensan que como el proceso de «veganización individual» de todos nosotros ha sido gradual, a lo largo de semanas e incluso meses, eso es extrapolable a la «veganización colectiva», y no se dan cuenta de que en cuestiones morales no puede haber medias tintas. Es imposible que una población se haga vegana si no lo hacen por un cambio real en su conciencia. Si les animas a luchar por la abolición de la tauromaquia y no les cuentas que tanto los toros como las vacas lecheras seguirán siendo asesinadas en mataderos por su insistencia en tomar lácteos que no necesitan, no habremos avanzado mucho en la abolición de toda la explotación, que es nuestro objetivo. 10. No te avergüences de «la palabra con V». Ser vegano y difundir el veganismo es lo menos que puedes hacer si realmente estás con los animales no humanos. Digámoslo otra vez: VEGANISMO. Una vez más, con convicción: ¿A que no cuesta nada? Algo que nunca entenderé es por qué hay gente que teme pronunciar esta palabra. Si les hablas de veganismo saldrán corriendo, dicen. ¿Y entonces qué les decimos? Que se unan a la campaña «lunes sin carne», porque los lunes no está bien asesinar animales no humanos, pero el resto de días no pasa nada; que «Mira qué cachas se ponen estos a base de una dieta vegana», cuando ni siquiera sabemos si esos cachas son veganos de verdad y además muchos individuos no tienen el mínimo interés en comer de manera saludable; que compren huevos con número 0, que siempre será mejor que de número 3, y así quizá dentro de mil años comprenderán que tampoco los del número 0 vienen de gallinas que donan voluntariamente sus huevos para que los humanos nos alimentemos; que firmen en change.org peticiones para detener el maltrato animal en granjas porcinas mientras siguen ignorando la realidad de la producción láctea. Y esto es solo por mencionar algunos ejemplos. ¿Serías capaz de mirar a un esclavo a los ojos y decirle que le vas a ayudar, que vas a trabajar para que en vez de estar hacinado en un cuchitril de un metro cuadrado con otros tres esclavos, esté hacinado en un cuchitril de dos metros cuadrados? ¿Que vas a hacer que le quiten el grillete del cuello porque eso es mejor que tener el del cuello y además dos en los pies? Así, pasito a pasito, un día lograremos tu libertad, tú tranquilo… Yo sentiría que te estás burlando de mí. Con crueldad. Los animales no humanos no pueden esperar. Se trata de ellos, no de nosotros. Por eso, no debe importarte que te llamen radical (si aún no sabes cómo responder a esto, es urgente que comiences tu formación, es lo primero que aprendí yo). No debe importarte que te insulten (y debes aprender a mantener la calma). No debe importarte que te ninguneen y pretendan silenciarte, porque tú sabes lo que es justo, lo que es ético, lo que es efectivo, y lo que tienes que hacer por los no humanos. De momento somos pocos, pero solo con constancia y determinación lograremos nuestros objetivos. Debemos transmitir el mensaje adecuado. ¿Y cómo sé que lo estoy haciendo bien y puedo considerarme un «buen vegano activista»?No te preocupes, te darás cuenta fácilmente porque:
Sip, son todos ejemplos reales, aunque parezca increíble. Asumidlo, hombres y mujeres abolicionistas de la explotación animal: nadie dijo que ser vegano y activista fuera fácil. 11. Haz activismo callejero todos los días. (Actualización 30-5-2018.)
Por sugerencia de Saúl Perman en Facebook, añado el punto 11: haz activismo callejero TODOS los días. Bueno, personalmente creo que no es imprescindible que sea callejero, aunque sí es verdad que es esencial que demandemos opciones veganas en todos los establecimientos, y repartir folletos gratuitamente también es una acción al alcance de cualquiera. Yo hablo muy poco en persona y me cuesta hasta preguntar por leches vegetales, pero sí, hacer activismo a diario es muy importante. Las redes sociales también son una buena manera de difundir nuestro mensaje. Y debemos ser críticos con nosotros mismos. Yo trato de guardar las conversaciones importantes para analizarlas después y ver si aquí pude utilizar un mejor argumento o si allí pude ser más reflexiva, etc. Así vas dándote cuenta de tus errores y podrás corregirlos en el futuro. También aprendo mucho escuchando o leyendo a otros activistas. Y la verdad es que hasta ahora ha sido un placer hablar con ellos respecto a distintos aspectos del veganismo. ¡Recuerda que nunca estás solo!
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«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren. Libro
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