Hace unos días me topé en Facebook con una campaña de Equalia afirmando que habían llegado al Senado. La foto de una señorita sonriente transmitiendo el mensaje de que por fin las jaulas desaparecerían, si la Unión Europea aprueba la nueva ley, ablanda el corazón de todos los supuestos amantes de animales que quieren seguir disfrutando de su explotación con sus conciencias tranquilas. Qué grandes son los de Equalia. Qué grandes farsantes. Acabamos de ser testigos de un nuevo fraude electoral, como no podía ser de otra forma en un país vendido al globalismo y habitado por una mayoría de esclavos zombificados, y en esta atmósfera de depresión y suicidio colectivo que vivimos, me hace sonreír (con ironía infinita) ver en mi Facebook la publicidad de Equalia. Una vez que abres los ojos, ya es imposible no ver el teatrillo tan bien montado de las instituciones, cómplices de la hipnosis que mantiene dormida a la población. El animalismo es otra más de las parcelas en las que se ve reflejado el alcance y poder del virus de la estupidez humana ilimitada. La ignorancia y la falta de interés en salir de ella es lo que perpetuará la esclavitud de millones de seres inocentes de este planeta, humanos y no humanos. Ni siquiera me gusta hablar de política y es un tema que evito como la peste, pero esta vez me lo han puesto a huevo. Quizá haya sido el porte de esa señorita de la foto la que haya encendido cierto cabreo interno. Una señorita tan aparentemente agradable y risueña, traicionando a todos los animales que dice defender, condenándolos sin que se le mueva una ceja a la esclavitud perpetua, eso sí, sin jaulas, porque no son necesarias, reza el texto. «Ya existen sistemas de cría sin jaulas». Los vamos a criar, torturar y asesinar igual, pero sin jaulas. No es justificable que pasen toda su vida en una jaula, pero sí es justificable que los usemos y los matemos cuando eso sí que es totalmente innecesario. Además, casi como si fueran hermanas de la caridad, los representantes de Equalia nos aseguran que están trabajando para implantar más medidas de bienestar animal. Joder, qué buenos son… Casi llego a pensar que son un partido político, tan preocupados por sus ciudadanos, pero no, una búsqueda rápida en internet me lleva a averiguar que son una más de los cientos de ONGs que dicen defender a los animales pero que nunca hablarán de veganismo. Que van a cambiar el mundo, dicen… (espera que me da la risa). Han llegado hasta el Senado, dicen, para discutir con otras organizaciones del mismo talante y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (me meo) la implementación de esas medidas que mejorarán la vida (la esclavitud) de esos animales. Dios, son mis héroes. A ellos les podrían dar el Premio Nobel de la Defensa Animal, si eso existiera, igual que le dieron el Nobel de la Paz a Barack Obama. En un mundo de maldad e hipocresía, se ríen de todos nosotros. Y lo peor es que, igual que hubo ciudadanos aplaudiendo a las 8 medidas dictatoriales sin ninguna justificación sanitaria, también hay miles de animalistas (incluyendo a algunos que se definen como veganos) aplaudiendo el bienestarismo de este tipo de asociaciones.
En la página web de Equalia no falta el apartado de victorias, por supuesto. Son responsables de que ahora los esclavos vivan mejor, aumentando así el consumo de huevos en la población, o perpetuando la impregnación forzada de vacas y la matanza de sus terneros, necesarios para seguir produciendo lácteos que ningún humano necesita en la dieta. Tampoco falta el apartado de donaciones, en el que los mismos ciudadanos creyentes en Greta Thunberg y la otra farsa del cambio climático, podrán limpiar sus conciencias después de pagar por su hamburguesa cárnica, cuyo consumo han reducido por eso de la huella de carbono (indispensable respetar tu cupo anual si quieres ser buen ciudadano), para luego seguir participando en todo el resto de tipos de explotación. Y a todo esto, algunos que se consideran «despiertos» siguen pensando que el veganismo es parte de la Agenda 2030. Ver para creer.
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«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren. Libro
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