Algunos de nosotros hemos nacido para escribir y otros para hablar, eso es una verdad indiscutible. Pero bueno, si hay que hacerlo, se hace. Todo sea por una buena causa y para satisfacer la curiosidad de todos aquellos que alguna vez os preguntasteis si realmente había una mujer detrás de Vet y Vegan y si en persona sería igual de borde que escribiendo. Si veis el vídeo, ya tendréis las respuestas a vuestras preguntas. La agradable charla tuvo lugar el sábado 14 de mayo. Yo estaba cómodamente en la buhardilla de la casa de mis padres, después de descartar la mesa del jardín con unas chulas fotos de flores y aves detrás, ya que hacía demasiado fresco. Al final creo que dio lo mismo, porque con la excelente calidad de imagen de la cámara de mi portátil no se ve ni el bonito color azul cielo de la pared que tengo detrás… Los interesados en que eso mejore, siempre me podéis dejar un donativo para que invierta en equipos de grabación y así pueda fundar mi propio canal en YouTube. A pesar de que yo había advertido al anfitrión de la charla de mi natural tendencia a quedarme bloqueada, cuando no callada como un muerto, hecho que podía prevenirse si conocía de antemano las preguntas y las podía preparar un poco en mi cabeza, al final fue todo bastante improvisado, por lo que podía haber contado cosas mucho más interesantes o haber ido mucho más al grano (o a la llaga en carne viva, que a mi profesión le tengo muchas ganas y cada día más). Pero qué le vamos a hacer, esto es lo que salió. Sea como sea, mi agradecimiento hacia Luis Torres por pensar en mí, invitarme y darme esta oportunidad de entrenamiento y autosuperación que seguro me servirá para el futuro. Su blog Abolición, no regulación, merece un buen vistazo y yo misma lo he utilizado como referencia en alguna ocasión (incluso como inspiración en «El extraño caso del plátano sintiente», aunque es probable que tenga su primera noticia cuando lea estas líneas, si es que las lee en algún momento 🙃.) Escribo esto para complementar mis respuestas y enlazar con artículos interesantes ya escritos. Estos fueron los puntos que tocamos: 1. Presentación. No me gusta mucho hablar de mí misma, quién lo diría, ¿verdad? Obviamente, si tengo un blog llamado «Vet y Vegan», es fácil adivinar que soy veterinaria y vegana. Pero en realidad a mí no me gusta encasillarme, no me gustan las etiquetas ni tampoco creo que tu profesión defina quién eres. Normalmente respondo a la pregunta de «quién soy» diciendo que soy una persona polifacética. Antes que veterinaria diría que soy escritora, ya que empecé a escribir de niña y no necesité de ningún título que me dijera que lo soy. Luego, sí, vale, conseguí aprobar la carrera de veterinaria, con bastante esfuerzo (seis años en vez de cinco), y trabajé más de diez años como tal, hasta que me cansé de la precariedad de la profesión, hice un máster en virología para conocer de primera mano por qué la investigación en este país da tanta pena como la veterinaria, averigüé de dónde vengo realmente (esto se dice pronto pero me llevó unos cuantos años de introspección), decidí dejar de explotar animales para mi beneficio y al final el destino hizo que retomara el camino de la veterinaria. Si fue para bien o para mal, aún no lo sé. Lo único que sé es que lo que importa de verdad es la ayuda que puedas prestar a todo individuo que se cruce por tu camino, sea humano o no. 2. ¿Cómo te hiciste vegana? Esto lo explico con bastante detalle en una entrada del blog titulada «Desprogramación en curso: haciéndome vegana». La fecha fue más o menos en abril de 2016, aunque esto significa que es cuando dejé para siempre los lácteos, que era lo único que me quedaba por dejar. Y solo los tomaba ocasionalmente. Es decir, que si el veganismo fuera una dieta, podríamos decir que en esa fecha me hice 100% vegana, antes quizá lo era en un 98%. Aún no sabía que la nata de las fresas se podía sustituir por nata de coco. En el verano de 2015 estuve con mi pareja en una casa rural en Soria, Castilla y León. Busqué expresamente un sitio vegetariano y tuve la suerte de encontrarlo, y la agradable pareja que regentaba la casa rural pudo adaptar gran parte del menú, pero no pude resistirme a algunos postres que llevaban huevos o lácteos. Me dieron remordimientos y me dije que aquella ya iba a ser la última vez que haría una excepción. A la vuelta hice los cambios necesarios para que mi dieta ya fuera 100% vegetal. Y al mismo tiempo que tomaba esa decisión, también decidía dejarme de excusas y ponerme a hacer ejercicio para conservar un buen cuerpo en todos los sentidos. Pero como todos sabemos, el veganismo no es una dieta. Yo lo que hice primero fue adoptar una dieta 100% vegetal, y más tarde, cuando empecé a leer y a formarme sobre el tema, sí que me hice vegana. Entendí que yo siempre había rechazado la explotación animal y tenía claro que había que abolirla completamente, no regular la esclavitud. Cuando ya tuve los conocimientos suficientes, inauguré el blog que hoy estás leyendo. 3. Eutanasia. En el vídeo digo que mi opinión cambió antes y después de la experiencia con mi gata Kira, aunque dejo muchas cosas sin decir. Por ejemplo, que mi relación con la muerte es bastante peculiar, como bien saben los que siguen mi trabajo como escritora, y eso se debe a profundas experiencias espirituales que he tenido en mi vida que hasta ahora he evitado mencionar en algunos círculos. Cuando murió la perra de la familia, una caniche de 17 años que apenas comía por sí misma (porque mi madre la acostumbró mal desde cachorra) y apenas podía sostenerse en pie por la artrosis, aún recuerdo las palabras que le dije a mi madre cuando volvieron de la clínica después de la eutanasia: «Tenías que haberlo hecho antes». Entonces ya trabajaba como veterinaria (seguramente estaría en paro) y aún tenía metida en la cabeza la idea de que «está bien hacerlo cuando sufren». Hoy no diría lo mismo. Con mi gata Kira, en 2018, ya era vegana y tenía muy claro que a no ser que estuviera sufriendo de verdad, yo no la llevaría a eutanasiar. Hoy considero que el nacimiento y la muerte son momentos sagrados, y que es un derecho del individuo elegir cuándo y cómo deben producirse. La muerte es un proceso natural, y nadie tiene el derecho de decidir sobre la vida de nadie, ni siquiera nosotros como tutores o responsables de ese individuo. Nuestra misión es acompañar, ayudar, aliviar el dolor y el sufrimiento, pero no decidir si ya es el momento de partir. Yo tenía la ilusión de que mi gata Kira muriese a mi lado, de forma tranquila y pacífica, pero incluso ese era un deseo que no me correspondía. Por supuesto que hubo momentos en los que me planteé la eutanasia. La pobre iba consumiéndose lentamente debido a su insuficiencia renal crónica, y la uremia le hacía tener ataques en los que se tambaleaba y se desorientaba. Yo estaba con ella hasta que se le pasaba. Sé que no se fue antes por mí. En cuanto la dejé en la casa de mis padres unos días para irme de vacaciones con mi pareja, decidió por ella misma partir. No murió conmigo, pero sé que se fue en sus términos, cuando ella quiso. Y cerca del jardín que ella adoraba. Nunca me arrepentiré de no haber intervenido. Respetar la vida de los demás incluye también respetar su muerte. Yo no era quién para decidir por ella. Y es muy difícil desde el punto de vista humano evaluar el grado de sufrimiento de un individuo no humano, más allá del dolor físico que pueda estar sintiendo. Actualmente contamos con la herramienta de la comunicación animal. Yo misma he practicado y he obtenido algunos resultados sorprendentes. Esa herramienta es perfecta para saber realmente cuál es el deseo de ese individuo. La mayoría prefiere seguir con sus cuidadores hasta que se produzca la muerte natural. La verdad es que este tema da para mucho y no descarto volver sobre ello en un futuro. 4. Abandono y esterilización. En cuanto a la esterilización tengo también una extensa entrada donde dejo clara mi posición, y hace tiempo que tenía pensado hablar sobre las ventajas y los inconvenientes desde el punto de vista médico. También volveré sobre ello. Pero en general, es obvio que es un tema de responsabilidad de los cuidadores. Los veterinarios llevan décadas promoviendo la esterilización y asociándola con la «tenencia responsable de mascotas», precisamente por la falta de responsabilidad de los cuidadores. Podríamos decir que se ha hecho un uso tendencioso de la palabra «responsable», igual que se ha hecho durante la plandemia. En el caso de la castración, más o menos es: «Si no eres capaz de cerrar la puerta de tu casa para que tu perra no se escape cuando está en celo y vuelva preñada cada dos por tres (que en realidad serían dos veces al año como mucho), pues entonces la mutilamos». Repasándome unas conferencias de veterinarios sobre este tema, me sorprendió encontrar que algunos de ellos alertaban sobre la práctica cada vez más extendida entre las protectoras de Estados Unidos, de esterilizar a sus perros y perras en adopción cada vez a edades más tempranas, sin tener en cuenta los perjuicios que eso puede suponer en su salud y en su comportamiento. Uno de los problemas más frecuentes que olvidé mencionar en el vídeo es la incontinencia urinaria en hembras castradas. Por desgracia, somos muy minoritarios los veterinarios que informamos adecuadamente a nuestros clientes para que tomen de verdad una decisión responsable sobre si esterilizar o no a sus animales. 5. ¿Qué pasa con las garrapatas y los parásitos en general? Aquí debería haber precisado un concepto básico dentro del veganismo. Los veganos rechazamos la explotación animal, eso no significa que tengamos que ir por el mundo salvando la vida de todos los animales que nos encontremos o que no podamos ni movernos por miedo de pisar una hormiga. La idea es minimizar el daño consciente a los demás animales lo máximo posible. Yo, además de ser vegana, soy pacifista y me gusta respetar la vida de todos los individuos que comparten el planeta conmigo, pero obviamente, si alguien intenta aprovecharse de mí, me voy a defender. Si es un tigre, es probable que gane él. Si es un mosquito, es probable que gane yo, aunque personalmente siempre intento ahuyentarlos primero, a veces incluso después de haberlos cogido in fraganti chupándome la sangre. En este caso creo que cada uno debe decidir qué es lo coherente con sus propios principios morales, que no quedan encuadrados solamente al veganismo. 6. Santuarios y esterilización. En esta cuestión yo parto desde una premisa básica francionista (si no me equivoco) que es la de que nuestra responsabilidad como veganos es intentar adoptar a todos los animales que han sido víctimas de explotación, pero evitar su cría hasta que se extingan por ellos mismos. Debemos acogerlos porque no sobrevivirían por sí mismos si los soltamos de nuevo a la naturaleza. Es un problema que creamos nosotros y por tanto es nuestra responsabilidad resolverlo. La verdad es que no tengo del todo claro qué deberíamos hacer, por ello me resulta siempre interesante escuchar las opiniones de otros activistas. Creo que en este caso es importante la distinción de especie, debido a la distinta consideración moral que les damos, de manera injustificada, o quizá por tradición. Es decir, si al principio del vídeo hablábamos de gatos ferales, y cómo no considero ético esterilizarlos sin más para luego soltarlos, quizá se podría decir que es contradictorio afirmar que en el caso de un santuario, deberíamos castrar si no hay otra opción. Pero creo que no son situaciones comparables. Un gato feral, que siempre ha vivido en la calle, no es lo mismo que un cerdo que haya nacido en una explotación. Si los esterilizamos, estamos atentando contra su integridad física, de eso no hay duda. Sin embargo, considero que yo no soy responsable de la vida de ese gato feral. Si realmente me importa y quiero hacerle un bien, lo adopto (y aún así, puede que él aprecie su libertad más de lo que yo pienso). Pienso que un animal libre debería ser siempre un animal libre, aunque esa libertad conlleve cierto grado de «sufrimiento» desde la óptica humana. Por otro lado, el cerdo ha sido criado por nosotros para prestarnos un servicio, nosotros sí que somos responsables de su vida, no podemos abandonarlo y esperar a que se adapte a una vida en libertad. Y si lo mantenemos en cautividad, debemos hacerlo en las mejores condiciones posibles, sin atentar a su libertad individual, pero sin perpetuar el error inicial de criar para nuestro beneficio. Si no podemos evitar que críe, de ninguna de las maneras, entonces creo que castrar sería un mal menor, a pesar de que no me guste para nada esa expresión. En todo caso, me reafirmo en que siempre hay que evaluar cada caso de madera individual y tratar de hacer siempre el menor daño posible, teniendo claro los conceptos de veganismo y Derechos Animales, y tratando de llevarlos a la práctica lo mejor que podamos. En cuanto a los efectos perjudiciales de la castración en animales no humanos y las técnicas quirúrgicas alternativas, me habría gustado extenderme un poco más, pero va a ser demasiado para el objetivo de la entrada de hoy, así que me lo apunto también para el futuro. 7. Alimentación vegana en animales no humanos. Sobre este tema tengo amplia bibliografía al respecto, así que dejo por aquí artículos que pueden resultar útiles a todos los interesados en ampliar información: Dietas veganas para animales: mitos y realidades (traducción artículo). El eterno debate de las dietas veganas para perros y gatos. Una veterinaria vegana habla sobre dietas vegetales para perros y gatos. Dietas veganas en gatos: nuevo estudio. Estudio transversal sobre la salud de gatos alimentados con dietas veganas. Las dietas veganas en perros son saludables, según nuevo estudio. Se me olvidó decir lo más básico: lo que importa son los nutrientes, no los ingredientes. En realidad es muy fácil de resumir. ¿Es saludable la alimentación vegana en perros y gatos? Sí, si se hace correctamente. ¿Tienes pienso vegano disponible? Pues úsalo. ¿No lo tienes? Hazlo casero, siempre guiado por un especialista, aunque puede ser un poco complicado llevarlo a la práctica al 100%. Si decides darle comida cárnica porque no hay otro remedio, supongo que eso es mejor que darlo en adopción, aunque si lo ves desde la perspectiva de los animales muertos en el matadero, a ellos no les va a parecer tan bien. 8. Diferencia entre la veterinaria y la zootecnia. Empezamos aquí un nuevo apartado dentro de la charla, que es la relación entre veganismo y veterinaria. Primero hemos de dejar claro que la veterinaria es la carrera más especista que existe y hay que tener mucho estómago para llegar a licenciarte, si es que tienes un mínimo de sensibilidad hacia los animales, sensibilidad que en muchos casos se va diluyendo según avanza la carrera según aumenta el grado de psicopatía en tus compañeros. Supongo que es un mecanismo de defensa de tu mente, ya que desde el inicio ya te obligan a acostumbrarte a diversas barbaridades que se hacen con los animales «por el bien de la ciencia», para nuestro aprendizaje, y ya te empiezas a dar cuenta de que los veterinarios, esos que tú creías eran como los médicos y que estaban ahí para salvar animales, resulta que son cómplices de explotadores, trabajan a su servicio y todos sabemos que no se debe morder la mano que te da de comer… La misma palabra «zootecnia» tiene algo de diabólico. Es el colmo del antropocentrismo, ya que los zootecnistas se creen con el derecho de alterar a todo animal no humano en beneficio de los humanos, sin importar lo aberrante de sus prácticas. Esto va desde la simple selección genética mediante cruces de las razas que te interesan (en primer curso una de las asignaturas principales es «Etnología y zootecnia», donde te explican el origen de las «razas lecheras», «de carne», o el «toro de lidia») al manejo de la nutrición como una de las más importantes herramientas para transformar a un inocente animal en un monstruo que fabrique a gran escala algo que llaman «alimento», ya sean huevos, leche o jamón serrano. De ahí viene, por cierto, el dicho tan famoso dentro del Colegio de Veterinarios, de que «los veterinarios somos los garantes de la sanidad animal». No se refieren a la salud de los animales no humanos. Se refieren a que en lo posible no comas pus o tejido necrosado de un cadáver, ya que eso puede intoxicarte y enviarte a la tumba. No, un veterinario de verdad jamás podría ser un zootecnista, lo mires como lo mires. 9. Segundo adoctrinamiento en la carrera de veterinaria y cómo cambiar las cosas. En algún momento he tocado algo sobre este tema, pero se podría profundizar mucho más. Ahora recuerdo que en mi próximo libro sobre mis aventuras como veterinaria emprendedora en Asturias (aprovecho para hacer publicidad) es donde más me extiendo a este respecto. Ahí cuento con detalle mis desventuras en la facultad y cómo debes hacerte un callo en el cerebro para sobrevivir a tantas contradicciones. Pasas en el mismo día de «Hoy vamos a ver cómo se pone el microchip a este perrito tan guapo» a «Ahora toca ver un vídeo de cómo se degüellan los pollos en el matadero, y que no llore nadie porque nos vamos a descojonar de él». Pero, amigos veganos, esto es lo que hay, que no os pille por sorpresa si pensáis estudiar veterinaria. Podéis encontrar valiosos consejos en este mismo blog. 10. Derechos Animales en veterinaria. Esta pregunta me pareció bastante interesante porque sin duda es algo que todos los veterinarios veganos deberían hacer en sus clínicas (y no solo subir fotos a redes sociales con tus fotos de pajaritos rescatados). Es obvio que cuando llevas un negocio el tiempo para hacer activismo se ve reducido, pero una clínica debería ser también un punto educativo en el que al menos poner folletos explicando los Derechos Animales y la definición de veganismo. La realidad actual es que la mayoría de veterinarios de pequeños animales están bastante concienciados sobre el maltrato animal y el abandono, y muchos se esfuerzan por encontrar casa a gatos y perros sin hogar o colaboran con protectoras. Pero ahí acaba todo. Como siempre es una labor especista, en la que se defiende solo a algunos animales, mientras que se sigue aceptando y normalizando la matanza indiscriminada de otros individuos. Y si trabajas para otro veterinario, como me pasaba a mí, ni se te ocurra enfrentarte con cazadores o personajes similares (y sé que puede resultar increíble viendo el vídeo, pero sí, me enfrenté, la vena borde y rebelde me sale con más frecuencia de lo que uno esperaría), porque como mínimo te llevarás una buena regañina y pondrás en peligro la renovación de tu contrato. Si eres veterinario vegano tendrás que esperar a tener tu propia clínica para echar a patadas a individuos de esa calaña. Aquí debería haber mencionado a los veterinarios que se definen antitaurinos, que luego no dudan en celebrar sus manifestaciones tomándose unos buenos churrascos. Sí que mencioné a algunos veterinarios que se creen fuera de serie porque son «holísticos» y utilizan algunas terapias no convencionales, pero luego les encanta alimentar a los perros con cadáveres de otros individuos que, parece ser, no merecen el mismo respeto ni el mismo trato, ni tienen tantas emociones como los perros. Es que el veganismo es de radicales... 11. Educación amable. Este punto merecería uno o dos programas aparte, así que no diré mucho, salvo que es una forma de trabajar completamente distinta a lo que conocemos. No expliqué bien que se basa en etogramas, que vienen a ser la traducción del lenguaje corporal del perro para que podamos saber si se siente inseguro, estresado, amenazado, o, por el contrario, está avisando de que está perdiendo su paciencia y puede morir si insistimos. En la clínica notamos una mejora importante a la hora de saber qué necesita un perro y cómo hacer para que ese momento estresante para todos se convierta en un rato agradable. Una vez que conoces las señales, es frustrante ver cómo la mayoría de los cuidadores están completamente ciegos y sordos a lo que les está tratando de comunicar su animal. Es una manera mucho más respetuosa de tratar a los perros, ya que el objetivo no es cambiar su personalidad y convertirlos en robots obedientes, sino comprender sus emociones y adaptarnos a cada situación con diversas herramientas, fortaleciendo así los vínculos entre ambos, como haríamos como un niño.
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«El veganismo es en verdad la afirmación de que en donde haya amor la explotación debe desaparecer.»
- Leslie Cross, vicepresidente de la Vegan Society, 1951. Autora
Veterinaria y vegana. Una difícil combinación en los tiempos que corren. Libro
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